“Yo no soy como las demás, yo soy diferente” o “me llevo mejor con los hombres”, todas quizá hemos dicho está frase y, sin saberlo, la misoginia entró a la conversación para atacar a las mujeres, sea entre ellas mismas o entre hombres. La misoginia es un término del que poco se conoce y que es posible que esté presente en todas las personas, sin importar género, orientación sexual o edad.
Sépalo. Esta especie de rivalidad está muy presente en nuestra cotidianidad, en las películas, la música, revistas, política e incluso en la misma educación que todos recibimos, pero es un descubrimiento cuando una mujer cae en cuenta de la misoginia interiorizada, y no por eso vamos a autocensurarnos.
Definición. Para empezar, la misoginia es un acto de odio, desprecio o aversión hacia las mujeres o lo femenino en general, y se lo consideraría como una forma de discriminación y prejuicio basada en el género; es decir, es tener la creencia de que las mujeres y lo que engloba es inferior.
Situación. Entonces, las frases antes señaladas se relacionan porque menosprecian la actitud o las características que tienen otras mujeres. Esta situación es muy normalizada, porque está arraigada en el contexto en el que nos desarrollamos. En la coyuntura de las elecciones se ha visto un ejemplo de aquello, en los cuales usan adjetivos como: ‘débiles’, ‘tontas’, ‘irracionales’ y sin liderazgo.
Caso. Alondra Santiago, periodista con una especialidad en Derechos y Género, se pronunció en redes sociales cuando un periodista, en Twitter, cuestionó las cualidades académicas y administrativas de la candidata presidencial Luisa González, sugiriendo: “entiendo la designación por vigorosos atributos extrapolíticos”. Santiago dijo que una mujer, y por ser mujer se ganó el puesto (candidata), no porque se acostó con alguien para conseguirlo, y aclaró que “las mujeres no llegamos aquí acostándose con nadie (…) estamos en un país machista y misógino”. Dicho periodista explicó que la publicación no es una cuestión misógina.
Realidad. No es la única vez que hay este tipo de ataques en los que insinúan estos temas, esta misma candidata ha sido atacada, refiriéndose a ella como: “entrevistan a una prostituta, abre piernas socialista” y algo similar ocurrió con Diana Jácome, candidata a la Vicepresidencia, “(…) mal mal mal Jacinto… @jantopicecuador tu culito no deja de escribir pendejas!!!”, y otro usuario señaló los cambios físicos de la candidata. Todos estos mensajes fueron recopilados por Mega Mujeres, una organización feminista que promueve la defensa de los derechos de las mujeres en su participación política.
Entre mujeres también existe mucha violencia
Según la socióloga Lucía Lagunes, cuando cuestionamos aquellas cosas que son consideradas como buenas, como los ejemplos antes señalados, el sistema patriarcal resulta herido, y son estas frases que alguna vez escuchamos y decimos sin ser conscientes del mensaje e impacto que tienen: “seguramente el marido anoche no le dio y por eso está histérica”.
Situación. Para el efecto se ha de descalificar o ridiculizar a las mujeres, en ciertos casos para obtener más atención del sector masculino, porque el maltrato desde los hombres hacia las mujeres existe, pero también está el maltrato entre féminas, es así que se libra una batalla silenciosa.
Afectación. Es así que Toa Tenesaca, directora distrital de 4 cantones del Ministerio de Salud Pública, dijo que la misoginia es una de las varias detonantes para que se profundice el embarazo adolescente, ya que limita a que las mujeres, puedan tomar sus decisiones sobre su cuerpo, sobre cómo cuidarse o cómo tener a sus hijos, porque de por medio existen los comentarios que juzgan sus decisiones.
Sépalo. Las autoras Élisabeth Cadoche y Anne de Montarlot, en su libro ‘La rivalidad femenina y cómo acabar con ella’, realizan una especie de clasificación para identificar las formas de exteriorizar, y estás son: la puritana, la autocrítica, la que se odia y la diabólica.
Testimonio. “Cuando era adolescente y no hacía las mismas cosas que las chicas de mi edad era el ejemplo de la familia, en el que todas debían seguir este comportamiento que era calificado como propio”, contó Margarita Huilca, es decir, otro caso de ‘puritanismo’. Tal fue la comparación difundida entre las tías de la familia que hizo que las chicas de la misma edad odiaran a la joven. “Eso les causaba molestia y, al mismo tiempo, yo me sentía superior a ellas”. Margarita reconoció que criticaba a las chicas que eran femeninas y cuidaban de su apariencia, “en secreto o quizás de forma directa expresé que eran falsas”.
Realidad. Un estudio analizó a 500 mujeres de diferentes edades, orígenes y clases sociales revelando que más del 90% reconocieron que la envidia y los celos hacia otras de su género era parte de su vida. La criticidad puede ser tan fuerte que incluso las afecta. En el caso de la puritana, sería la versión del ideal femenino, en la que la amabilidad, la disposición, el buen aspecto y ‘mantenerse pura hasta el matrimonio’ sería algo a criticar, en la perspectiva de una mujer que no comparte dicho ‘estándar’.
Considérelo. Otro ejemplo es cuando dicen que es preferible trabajar entre hombres, porque si hay una mujer jefa o líder y una subordinada, la primera será cruel y despiadada, pero esto surge por el odio inconsciente y no reconocido. Estos estudios los ha revisado Berit Brogaard, profesora y directora del laboratorio Brogaard, dedicado a la investigación en la Universidad de Miami, señalando que, a menudo, las mujeres no son conscientes de su odio implacable.
Contexto. En la gran pantalla y en la música se normaliza, y un claro ejemplo es en la película ‘Chicas pesadas’, el contexto es en una preparatoria, en la que hay un grupo de 3 amigas populares. Una chica nueva se incorpora, y es diferente a este grupo, la joven se involucra en el desarrollo, entre ellas se genera rivalidad a pesar de que son amigas y se realizan todo tipo de tretas.
Caso. Algo similar sucede con la película ‘Se dice de mí’, en la que la protagonista crea una historia falsa en la que pierde su virginidad y su amiga crea una serie de chismes que la convierten en una promiscua. Los jóvenes que asisten a la misma escuela de la protagonista comienzan a juzgar sus actividades sexuales y su amiga se aleja de ella por la supuesta competición.