Voto consciente “Más que un derecho, una responsabilidad”

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Patricia Herrera: El deber del voto consciente “Más que un derecho, una responsabilidad”
Patricia Herrera.

Patricia Herrera

Tema: El deber del voto consciente “Más que un derecho, una responsabilidad”

Editorialista

El 9 de febrero, Ecuador vuelve a las urnas en un nuevo proceso electoral, un evento que reaviva el eterno debate sobre el valor del voto y la responsabilidad que implica para la democracia.

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Más allá de ser un derecho conquistado, el sufragio es la herramienta más poderosa que tenemos los ciudadanos/as para influir en el destino del país.

Sin embargo, este poder se diluye cuando el elector se deja seducir por promesas vacías, el clientelismo o, peor aún, la indiferencia.

Hoy, la democracia enfrenta desafíos críticos: la desinformación masiva, la polarización extrema y la creciente desconfianza en las instituciones.

En este contexto, el voto consciente no es solo una obligación moral, sino un acto de resistencia ciudadana. Es la afirmación de que aún creemos en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Por tanto, ejercer el voto con criterio va más allá del simple acto de marcar una papeleta, implica informarse, contrastar propuestas, cuestionar discursos y entender que cada elección moldea el futuro colectivo.

No se trata de conformarse con el “menos malo”, sino de asumir la responsabilidad de elegir con plena conciencia.

La apatía y el conformismo son lujos que no podemos permitirnos.

Cada voto irreflexivo es una oportunidad perdida de cambio, una renuncia silenciosa a nuestro papel en la construcción del país que queremos.

La democracia no es un espectáculo al que asistimos como espectadores; es un proceso que exige nuestra participación activa y comprometida.

Votar con responsabilidad es también un acto de lealtad con las generaciones futuras.

Con sus imperfecciones, la democracia sigue siendo el mejor sistema para construir sociedades más justas y prósperas. No podemos delegar la responsabilidad de nuestro destino a otros.

Cada ciudadano es, en última instancia, un agente de cambio.

El voto consciente no es solo un derecho, sino un deber ineludible con la democracia y con nosotros mismos. Cada elección define el rumbo de nuestra sociedad y, con ella, el futuro de las próximas generaciones.

No se trata de elegir por inercia o resignación, sino de ejercer con convicción el poder de transformar realidades.

El domingo 9 de febrero, al acudir a las urnas, hagámoslo con la certeza de que cada voto cuenta y que, con él, reafirmamos nuestro compromiso con un país más justo, equitativo y esperanzador.

Votar con conciencia es, en esencia, apostar por un mejor mañana.

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