Kelvi Novillo
Responsabilidad por la vida
Editorialista
No podemos quedarnos insensibles frente a la crisis actual. Aportamos a que el perverso capitalismo siga campante o ponemos nuestro granito de arena para que se vaya y no vuelva nunca más.
Esta es la gran disyuntiva de la humanidad; por tanto, es una disyuntiva mía, suya, de ellas/os, de nosotros, de todas/os. Aunque no sea percibida como tal, es una disyuntiva que convive con todo ser humano, y es asumida conforme la conciencia de cada una/o.
Espero que compartan conmigo que el capitalismo es el sistema o mecanismo más potente que la humanidad ha creado para organizar a la existencia toda en contra de la Vida.
Con mucha pena debo decir que este perverso mecanismo que se organiza sobre la base de la explotación ilimitada de la madre naturaleza y la acumulación también ilimitada e irracional de unos pocos produjo, produce y producirá insaciablemente una doble injusticia.
La social, que se evidencia en las siniestras desigualdades, y la ecológica, con la desestructuración de la red sistémica de la vida que garantiza la sustentación de la existencia.
Es urgente entonces una decisión compartida, potente y de fácil aplicación.
Urge también, para encontrar esta salida liberadora, la emergencia de políticos, líderes, grupos, personas que nos sintamos responsables de todas nuestras acciones y forcemos en minga el paso del tiempo viejo al nuevo tiempo.
Para nuestro caso, del viejo Ecuador al nuevo Ecuador, a través del acuerdo, del sincero diálogo intercultural e intergeneracional. La primera urgencia deberá ser el resultado de la segunda.
Pues las personas cambian las cosas y no al revés. Esta es una lección que debe ser aprendida y asumida.
¿Cómo empezar aquí y ahora?
Empecemos por algo sencillo: no denigremos a la política y a las/os políticos; eso sí, denunciemos a la politiquería y a sus hijas/os, las/os politiqueros.
Recordemos que el peor analfabetismo es el político. Porque si nosotros dejamos de ser sujetos, ellos, los beneficiarios de la continuidad del capitalismo (a ultranza o modernizado), nos seguirán haciendo objetos.
Al aceptar la crisis, estamos aceptando que sí hay solución a ella.
Esta aceptación es de responsables, pues ellas/os finalmente serán los que elaboren una respuesta que emerge del no temer, del no huir, del no evadir; es decir, del asumir el riesgo de abrir caminos.
Ellas/os son los caminantes que harán camino al caminar, pues no rechazan el pasado por ser pasado; más bien, de él aprenden las grandes experiencias que no deben ser desperdiciadas, sin eximirse de hacer sus propias y nuevas experiencias.
Este camino es para las/os responsables que trabajarán y se comprometerán a construir formas de Vida (no modelos) sustentables y no depredadoras, que correspondan a las necesidades del tiempo, abierto a la crítica y a la autocrítica, y dispuestos siempre a aprender en comunidad.