Recordar a los papás cuando la adultez ya llegó o cuando ya murieron puede ser bello para quienes los tuvieron presentes física o emocionalmente, y qué mejor si fue de ambas formas. Los papás son esos seres que la sociedad los ha encasillado en ser los fuertes y salvadores, los que quizás no demuestran cariño y ternura, pero esa no es la regla, todos alguna vez conocieron a un hombre que, por varias y diferentes razones, se ha quedado al cuidado de sus hijos o tal vez son los cariñosos y consentidores.
Situación. No solamente los recordamos cuando ya estamos grandes, sino que ahora mismo, mientras Usted lee este artículo, buen padre, buen hijo, muchos están criando a sus hijos pequeños, dándoles la mano para caminar, cumpliendo algún capricho o de alguna manera, retándolos, porque su pequeño o pequeña se comportó de una manera no adecuada.
Sépalo. El vínculo se crea desde el vientre de la madre, y todo aquello que se construya en los primeros años de vida será fundamental para los adultos que también serán padres, claro, si es que lo deciden así. Es decir, el ciclo se renueva cada vez. Las historias de cada persona son diferentes, los recuerdos y enseñanzas marcarán el camino para emprender en la tarea de ser padres.
Historia. Jorge Carrillo es un ejemplo de aquello. Su vida de pequeño le ayudó a cambiar su realidad económica, pero lo que sus padres le enseñaron dio la guía para criar a sus hijos. Según la psicóloga Gisselle Oleas el dicho ‘nadie nos enseña a ser padres’ no es cierto al final del día, porque “sí aprendemos a serlo siendo hijos, es nuestra primera experiencia de cómo ser futuros papás y mamás”.
Realidad. Es así que don Jorge con su esposa, Dorita Hernández, siendo jóvenes que estudiaban sus carreras universitarias, tomaron la decisión de ser padres; él con 24 y ella de 22 años, tuvieron a su primer hijo, Jorge Iván, después a Jahiro y Brayan. De toda su historia, que la siguen construyendo, rescatan el hecho de formar a personas útiles. Ambos trabajaron en la crianza, no desautorizándose y enseñándoles sobre el respeto, esfuerzo y tesón para obtener las cosas que desean.
Importante. Las investigaciones en el desarrollo de la infancia y adolescencia que Oleas citó recalcan que todo niño y niña necesita la presencia física, emocional y afectiva, es decir, precisan de amor, protección, cariño y de reglas que vengan de mamá y papá. En la actualidad, “los papás más jóvenes están buscando una paternidad más cercana y afectiva”.
Sociedad. “El hombre debe ser esto y la mujer aquello”, los estereotipos y roles de género han catalogado las tareas que los padres y madres tienen en la crianza de los hijos; pero, en sus palabras, son construcciones sociohistóricas que vienen de muchos años atrás, las mismas que influyen en la forma de cómo ejercer la paternidad y la maternidad.
Caso. Y con estas construcciones las familias han funcionado por años, claro, sin mencionar la presión social que se ejerce en los papás en la crianza de los hijos.
Construir una visión de valía e importancia
Uno de los factores para que un bebé sufra de desnutrición crónica infantil (DCI) es la falta de apego y vínculo entre el padre y el hijo. Esta es una problemática que está comprobada, organizaciones internacionales generan campañas que impulsan que los papás se involucren en sus vidas porque las investigaciones en el desarrollo de los niños y niñas de los últimos años demuestran que necesitan de amor, protección y cariño.
Antecedentes. Sí bien, hablábamos de las maneras en las que los hombres han sido percibidos como los que no demuestran cariño o sensibilidad, como el que debe salir, mantener económicamente y no mantener un vínculo cercano con los hijos, esta realidad se ha normalizado, Oleas no está de acuerdo con ello y menciona el hecho de que se haya normalizado, no significa que esté bien y sea adecuado para los pequeños.
Materialidad. Los padres de nuestros padres fueron criados así y sus prácticas se las considera como válidas y acertadas, cuando los niños necesitan que los “papás se posicionen como personas disponibles, que brinden amor y también establezcan reglas, construyendo límites”, acotó la presidenta de la fundación Narrativa, entre grandes y pequeños; las heridas como las virtudes que tienen los ha constituido como las personas que son.
Aporte. Karina contó que su abuelo fue el más dulce, “podía sentir que me amaba, sabía que yo era importante para él”, pero con su madre no fue así. Don Jorge y la señora Dorita, ahora que sus hijos están grandes y tienen nietos coincide con esto, pero más allá de eso se han abierto a conocer otras formas de pensar, ahora son más amigables con sus hijos, pero eso no quiere decir que él no será firme cuando lo amerite.
Testimonios. Así como hay buenos recuerdos de los papás, también hay otros desgarradores como el que relató Pilar Badillo cuando era pequeña, desde muy niña ayudaba a trabajar a su madre y alguna vez rompió seis vasos, su madre la reprendió golpeándola, huyó, se escondió bajo una higuera y espero a que su papá llegue para que la defienda y consuele, pero él no lo hizo. La apartó de un tirón y la gritó, aquel recuerdo aún le duele a Pilar, pero ha entendido, ahora que es madre, él también, quizá se sintió abrumado y no supo responder a sus necesidades.
Explicación. Oleas también explicó que es importante entender que en nuestra cultura han normalizado las formas de malos tratos a la infancia y adolescencia. La presencia de los papás y mamás influye en la construcción de la personalidad e identidad, las respuestas que los padres den a sus hijos a nivel físico, fisiológico, emocional y cognitivo, es decir, que está interacción contribuirá en cómo el pequeño y el adulto se percibirá a sí mismo, en las relaciones que tendrá y en la manera de mirar el mundo que le rodea.
Involucrarse. La cara de un niño cambia cuando sus papás llegan al evento de la escuela y el colegio, William recordó con dolor la ausencia de sus padres en esto, así como nunca lo incluyeron y lo hicieron sentir importante, ahora su personalidad es fuerte, reacia a demostrar cariño, “ellos me han criado así, ahora que se quejan”. Sus padres se mantienen en esa forma, confunden el concepto de crianza respetuosa con una permisiva.
Diferencia. Es necesario entender que hablar de una crianza de buen trato y respeto con los pequeños no es una crianza en la que todo está permitido, explicó Oleas. Quizá los hijos que tuvieron esa crianza con amor, reglas claras, presentes física y emocionalmente, harán un buen trabajo con sus hijos. A decir de la especialista esto romperá patrones negativos.