“Si así llueve, que no escampe”. A tan solo cuatro días de ser electos por el Soberano, un gobernador, un prefecto, seis alcaldes y dos delegados han hecho lo que muchos en cuatro, ocho y más años no: sentarse a dialogar en función de provincia, anteponiendo el bienestar colectivo al personal, sin justificar la inasistencia porque ‘me cae mal’, ‘me va a sacar la lengua’ o porque ‘no huele bien’, sino solo con el anhelo de hacer su trabajo como se debe, y para ello apuntando a la suma de voluntades y fuerzas en el afán de cristalizar el gran objetivo ‘azul y rojo’ que aspira se lo enrumbe en el carro del progreso, y aquello, de por sí, merece un voto de aplauso. Puños en alto que abrigan esperanza.
Abrimos paréntesis. Esto no garantiza que la gestión será óptima, aunque eso esperamos todos, pero sí muestra a las claras que por lo menos entendieron el mensaje del mandante que dio la espalda a las ‘viejas prácticas’ que solo conjugan el deleznable ‘yoísmo’. Cerramos paréntesis. Y un primer paso está dado, más aún sabiendo que las realidades son similares, las carencias homónimas y las proyecciones correlativas, y que juntando los puños se puede lograr más que aislados, desorientados o sobrados. En verdad, es temprano para generar expectativas, pero por lo menos ya superaron viejas taras.