Niñez en Chimborazo: Es sábado muy por la mañana, y “Samuel” (nombre protegido) se instaló en una vereda de una calle cercana al mercado de Santa Rosa, de la ciudad de Riobamba. Son las 06:00 horas, llega junto a su madre cargando un cajón de tomate de carne y medio saco de cebolla colorada. Él lleva en sus manos 2 baldes, de color verde y rosado.
“Samuel” dice que “al que madruga Dios le ayuda”, esperando tener un día bueno y, de esa manera, contribuir en la economía de su hogar.
Realidad. Como dice el dicho: “un botón basta de muestra, los demás a la camisa”, ésta es la dura realidad de cientos de niños en los mercados y calles de la “Ciudad Sultana de los Andes”.
El trabajo infantil en los mercados ha tenido un incremento, toda vez que los padres de familia han optado por llevar a sus hijos para que colaboren en la venta de varios productos en los mercados. Aquí se anota un entredicho, esto al considerar la parte legal la que, supuestamente, protege al niño, y la necesidad que hay en los hogares humildes.
En el caso de “Samuel” su rostro refleja felicidad y alegría al momento de ir colocando los tomates y las cebollas en los baldes para venderlos a un dólar y, en consecuencia, no estaría obligado hacer esta labor. Claro está que “Samuel”, teniendo tan solo diez años de edad, debería estar estudiando y divirtiéndose con sus padres, pero él proviene de un hogar en el que hay mucha necesidad; él, siendo el cuarto hermano de siete, sabe que los fines de semana y los tiempos libres tiene que sumarse a las labores que realiza su madre.
Además, “Samuel” es un dedicado estudiante, y sabe que a través de la preparación puede llegar a lograr su objetivo de ser un profesional, pues, piensa que no toda la vida va a estar vendiendo tomate, a lo que solo ve como una forma de ir forjando su futuro..a.
Se generaría un retroceso
La crisis por la pandemia de Covid-19 podría representar un retroceso de 20 años en la lucha para la erradicación de la pobreza en Ecuador, y de 30 años para los hogares con niños, niñas y adolescentes, y lo dice un estudio desarrollado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Ecuador.
Cálculo. Para Ecuador, la cifra calculada es de 3,1 millones de niños, niñas y adolescentes en riesgo. De ellos, seis de cada 10 vivirán en situación de pobreza extrema multidimensional, es decir, experimentarán más privaciones de estos derechos. Niveles de pobreza Unicef dice que si bien la emergencia sanitaria afecta a toda la población, las familias con niños, niñas y adolescentes son las más golpeadas: 715.000 hogares pasarán a vivir en pobreza multidimensional.
A la fecha se estima que la pobreza multidimensional extrema en el país pasará de 19,8% a 25,9%; pero, en los hogares con niños el incremento de este tipo de pobreza será del 43,0% al 48,5%, y las razones son: la reducción del empleo, la drástica disminución de los ingresos de los hogares, el aumento del trabajo infantil y la salida del sistema educativo.
Unicef prevé también que la crisis tenga un doble impacto social. Además de la disminución de los ingresos de los hogares, se incrementará la desigualdad, es decir, la distancia entre ricos y pobres será mayor. Pese a los avances en varios aspectos durante la última década, la infancia en Ecuador afronta aún retos como los de una considerable mejora en la educación y una franca reducción de la lacerante pobreza
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