Actualmente, se vive en una sociedad en la que a la mujer se le ha brindado la oportunidad de no callarse ante la violencia de género, fundaciones que se han creado con el objetivo de brindarles protección frente a estos actos, campañas de entidades públicas que impulsan a que denuncien, aunque todavía existe el miedo de algunas féminas frente a esto; pero, alguien ha tratado con seriedad sobre la violencia que sufren los hombres, pues, para el género masculino se vuelve, de cierta manera, aun más complejo ‘destaparse’ ante las agresiones. Violencia a hombres y su realidad silenciosa.
Contexto. Cuando se habla de personas que son víctimas de violencia física o psicológica, o simplemente si se abre el abanico para tratar el tema de violencia de género, la gran mayoría hace referencia a que las afectadas son mujeres. De igual forma, si se pone sobre la palestra la posibilidad de opinar sobre la violencia intrafamiliar; asimismo, se habla de mujeres, niños, niñas o adolescentes, como las víctimas; pero tal vez nadie se atreva a decir que los hombres adultos también son vulnerables a sufrir cualquier tipo de violencia.
Aunque los casos pueden ser en menor número en comparación con el de mujeres, los hombres sufren violencia, aunque el estigma social ha hecho que, por vergüenza, no se denuncien los maltratos que se presentan de diversas formas para el género masculino.
La violencia de género contra los hombres se produce cuando son maltratados físicamente por una mujer, amenazados o menospreciados. Se trata de un problema que afecta a todas las provincias en el Ecuador, y muestra de ello las escasas denuncias presentadas, pero que, de a poco, se van incrementando, y esto podría responder a que es un tema al que no se le debe excluir.
En algunos casos, son presionados por sus parejas y acaban obedeciendo las órdenes por miedo a ser agredidos. En otras ocasiones, sin que necesariamente haya violencia física, los hombres se sienten angustiados por un exceso de responsabilidades en el hogar.
Hay una gran diferencia en los casos de mujeres que son víctimas de violencia a la de hombres que también son agredidos, y la misma es que la una aparece en noticias o se levantan marchas, es decir, se hace mediático el tema; en los otros casos pasan por desapercibidos y no se conocen por ningún tipo de medio.
Además de ser menos habituales, los hombres violentados se enfrentan a las burlas y falta de credibilidad por parte de su entorno; muchos piensan que les acusarán de cobardes o de ser ‘poco hombres’ si confiesan que reciben malos tratos por parte de una mujer.
La psicóloga clínica Katiuska Delgado mencionó que el índice de violencia en hombres, en la actualidad, ha subido. Citando cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, dice que el 72% de los casos denunciados es de mujeres y el 38% corresponde a hombres. “Las denuncias son mínimas por diversas razones, pero la principal es el quedar expuesto ante una sociedad que ve al hombre como una figura de poder y a la mujer como una figura vulnerable”, explicó.
“Hay hombres que no demuestran como tal que están siendo maltratados, y por eso es casi imposible de detectar esta violencia. Cuando ya sufren una violencia a mayor escala es que ahí recién se puede visualizar algo de los síntomas, como la ansiedad, depresión, tristeza profunda, nerviosismo. Es notorio el estrés que causa la relación de la pareja, o solamente escuchar el nombre de esta persona causa que se remuevan muchos sentimientos, crisis de llanto…”, anotó Delgado.
Con Delgado concuerda el psicólogo clínico Samuel Merlano, quien reitera que tienen la figura social “de ser el fuerte, de ser machista, de ser agresivo, de ser ofensivo y, entre comillas, de no mostrar emociones o sensibilidades ante un sufrimiento que está pasando”. En ese contexto, dice que, si acuden a una institución y no los apoyan, sería muy “denigrante”. “Sería muy duro para él verse que está siendo atendido porque su mujer o su pareja lo lastimó, le gritó”, y estas serían las razones por las cuales hay un perfil bajo en el hombre maltratado.
Cuando un hombre logra salir del entorno de violencia y supera los traumas psicológicos que dejaron graves secuelas internas, es ahí, cuando entiende que no es un tema al que se le trata ligeramente, al contrario es una realidad que permanece silenciosa, así lo define una persona que ha sido víctima de agresiones, a quien lo llamaremos Claudio, para proteger su identidad. “Yo recuerdo claramente cuando lo que parecía como ‘algo pasajero’ se volvió una tormenta en mi vida (…) al inicio una escena de celos era superable, y con un par de explicaciones se solucionaba, después era más seguido, pero ya las explicaciones no eran suficientes y no era en espacios cerrados, era donde la ira en ese momento le cogía a mi expareja”, dijo.
Claudio y, es más, las mismas ya no eran solo con insultos o palabras que menospreciaban su condición de hombre, pues, sí, recibió golpes. “Un día me reclamó con palabras que ya no soporté y le grité defendiéndome, pero yo utilicé un vocabulario educado porque sabía su reacción, hasta que me cacheteó en público, y yo me quedé en shock, y no por el golpe, sino por el entorno en el que nos encontrábamos (…) luego lo solucionamos hablando y comprometiéndonos a cambiar, pero duró poco, luego de algunas semanas la escena se repitió, pero ya más preocupante, me golpeaba en la cabeza”, acotó.
Mencionó que la terrible situación para él se acabó cuando llegó a la casa y su familia notó cambios extraños en su actitud, aunque no fue fácil explicarles en su seno lo que sucedía, incluso hubo un día que en internet investigó la manera de denunciar y recibir atención psicológica, porque estaba ‘acabado’. Acompañado de su madre se acercaron a poner la denuncia, pero eso no es todo, sus amistades se burlaron cuando se enteraron lo que le había pasado. “No todos, pero algunos de mis amigos, cuando les conté, se rieron a carcajadas (…) otros sí me entendieron y me apoyaron desde el inicio, pero la mayoriía no lo podía creer”, contó el ciudadano.
En Chimborazo existen épocas denuncias sobre violencia contra el hombre, sin embargo, en comparación con las mujeres no llega ni a la mitad.
Denuncias. Al interior de la Corte Provincial de Justicia de Chimborazo, que es parte del Consejo de la Judicatura, existe la Unidad Judicial de Violencia Intrafamiliar, dependencia que cuenta con varias salas, una de ellas, es la Sala de Primera Acogida, aquí es el lugar donde se receptan las denuncias de violencia de género, cuyas víctimas pueden ser niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres, éste último, del que hemos tratado, durante este reportaje.
El espacio donde se recogen las denuncias, es un lugar pequeño, que cuenta con un escritorio, computadora, implementos de oficina, asientos, archivadores y un botellón de agua; para muchos dirían ‘solo eso’, pero todo eso se convierte en lo más esencial al momento de presentar una denuncia, porque si ‘las paredes hablaran’ se conocería a profundidad, de como se vive en una sociedad donde la violencia se ha vuelto algo común, sea en contra del género que sea.
La encargada de receptar las denuncias es la Abg. Mónica Susana Zurita, quien en varias ocasiones se ha vuelto un apoyo para las víctimas, pues, los casos llaman la atención; para escuchar cada uno de ellos, primero les brinda un vaso con agua para que los templados nervios vayan de a poco desapareciendo.
“Aquí las denuncias de hombres que son maltratados han habido algunos, son pocos a comparación del género femenino, pero si hay”, indicó Zurita.
Lo habitual cuando ingresan denuncias de los hombres, son que no van solos a la dependencia, siempre acompañados de una persona, en su gran mayoría, una mujer, y esto respondería que el impulso de ‘destaparse’ frente a un acto de violencia es impulsado, mas no por sí mismo.
“La mayoría de los hombres que denuncian son impulsados por su familia y no por ellos mismos, esto se debe al estigma en que viven, y tienen miedo de ser objeto de burla o de rechazo social (…) cuando vienen generalmente, es con la mamá, hermana, tía u otra persona (…) si han venido solos, pero son escasos”, dijo la profesional del derecho.
Existen varios factores para que se generen este tipo de violencias, que no son justificables en ningún ambiento, pero han sido los que impulsan a cometer agresiones, entre ellos, el entorno social en el que ha crecido una persona, es el más importante, he ahí, el por qué de la violencia. “Si una persona creció en medio de agresiones o va a ser el próximo agresor o agresora, asimismo, puede ser el o la víctima”, acotó.
La mayor parte de casos que ingresan son violencias psicológicas y físicas, las sexuales no se ‘tocan’ mucho.