Vínculo entre el padre y el hijo

Uno de los factores para que un bebé sufra de desnutrición crónica infantil (DCI) es la falta de apego y vínculo entre el padre y el hijo.

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Construir una visión de valía e importancia, uno de los factores para que un bebé sufra de desnutrición crónica infantil (DCI) es la falta de apego y vínculo entre el padre y el hijo. Esta es una problemática que está comprobada, organizaciones internacionales generan campañas que impulsan que los papás se involucren en sus vidas porque las investigaciones en el desarrollo de los niños y niñas de los últimos años demuestran que necesitan de amor, protección y cariño.

Antecedentes. Sí bien, hablábamos de las maneras en las que los hombres han sido percibidos como los que no demuestran cariño o sensibilidad, como el que debe salir, mantener económicamente y no mantener un vínculo cercano con los hijos, esta realidad se ha normalizado, Oleas no está de acuerdo con ello y menciona el hecho de que se haya normalizado, no significa que esté bien y sea adecuado para los pequeños.

Materialidad. Los padres de nuestros padres fueron criados así y sus prácticas se las considera como válidas y acertadas, cuando los niños necesitan que los “papás se posicionen como personas disponibles, que brinden amor y también establezcan reglas, construyendo límites”, acotó la presidenta de la fundación Narrativa, entre grandes y pequeños; las heridas como las virtudes que tienen los ha constituido como las personas que son.

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Aporte. Karina contó que su abuelo fue el más dulce, “podía sentir que me amaba, sabía que yo era importante para él”, pero con su madre no fue así. Don Jorge y la señora Dorita, ahora que sus hijos están grandes y tienen nietos coincide con esto, pero más allá de eso se han abierto a conocer otras formas de pensar, ahora son más amigables con sus hijos, pero eso no quiere decir que él no será firme cuando lo amerite.

Testimonios. Así como hay buenos recuerdos de los papás, también hay otros desgarradores como el que relató Pilar Badillo cuando era pequeña, desde muy niña ayudaba a trabajar a su madre y alguna vez rompió seis vasos, su madre la reprendió golpeándola, huyó, se escondió bajo una higuera y espero a que su papá llegue para que la defienda y consuele, pero él no lo hizo. La apartó de un tirón y la gritó, aquel recuerdo aún le duele a Pilar, pero ha entendido, ahora que es madre, él también, quizá se sintió abrumado y no supo responder a sus necesidades.

Explicación. Oleas también explicó que es importante entender que en nuestra cultura han normalizado las formas de malos tratos a la infancia y adolescencia. La presencia de los papás y mamás influye en la construcción de la personalidad e identidad, las respuestas que los padres den a sus hijos a nivel físico, fisiológico, emocional y cognitivo, es decir, que está interacción contribuirá en cómo el pequeño y el adulto se percibirá a sí mismo, en las relaciones que tendrá y en la manera de mirar el mundo que le rodea.

Involucrarse. La cara de un niño cambia cuando sus papás llegan al evento de la escuela y el colegio, William recordó con dolor la ausencia de sus padres en esto, así como nunca lo incluyeron y lo hicieron sentir importante, ahora su personalidad es fuerte, reacia a demostrar cariño, “ellos me han criado así, ahora que se quejan”. Sus padres se mantienen en esa forma, confunden el concepto de crianza respetuosa con una permisiva.

Diferencia. Es necesario entender que hablar de una crianza de buen trato y respeto con los pequeños no es una crianza en la que todo está permitido, explicó Oleas. Quizá los hijos que tuvieron esa crianza con amor, reglas claras, presentes física y emocionalmente, harán un buen trabajo con sus hijos. A decir de la especialista esto romperá patrones negativos.

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