La feria de Tzalarón es una de las más antiguas, tiene más de 100 años, aunque nadie precisa una fecha exacta del comercio, pero de lo que sí están conscientes, tanto los dirigentes como los moradores, es que la feria empezó con el trueque, la gente de Punín iba con maíz, capulíes y otras frutas a cambiar con el producto del páramo andino, como cebolla, cebada, papas, habas, mellocos, con el pasar del tiempo esta modalidad ha quedado atrás.
Infraestructura.
Con la ayuda de la Embajada de Bélgica, los dirigentes de turno lograron construir una plaza de rastro y un mercado cubierto donde se expende productos de primera necesidad, así como ropa y artefactos para el hogar.
También existe un área destinada para la venta de hortalizas y frutas, e igual existe un espacio para la venta de carne y productos de la zona.
Plaza.
En cambio para la venta de los animales, una espacio encementado para la comercialización de los ovinos donde hay de todos precios, tamaño y raza, que van desde 40 hasta 120 dólares, como la construcción está ubicada en una ladera, descendiendo unos pocos metros está el espacio destinado para el ingreso de los porcinos; igual hay de todo porte y raza, de la misma forma se baja unos pocos metros más y encontramos otro espacio encementado y con el debido cerramiento para ubicar a los vacunos, en este sitio es donde se mueven montos altos de dinero, porque están a la venta toretes, vaconas, vacas lecheras, toros, terneros, pues, se nota la presencia de los comerciantes de los vacunos que van de otras ciudades de la provincia y el país.
Ubicación.
Como la comunidad está sobre los 3.350 de altura el frío es constante, y más cuando llueve, pero el calor humano de su gente cambia todo. En verdad despierta gran interés por esta feria de los días viernes que se desarrolla en forma organizada por los dirigente de la comunidad, en esta ocasión está liderada por Ambrosio Lema Masalema, quien dio a conocer el mecanismo de control que emplean para conseguir los recursos para el mantenimiento del lugar, precisa que todos los productores ingresan cumpliendo con los protocolos de bioseguridad para evitar el contagio del nuevo virus Covid-19.
Control.
Jorge Morocho, concejal rural del cantón Riobamba, acude los viernes para apoyar en el control del ingreso de los animales, y el fin es que los dueños de los animales vendan en la plaza a un justo precio y no en el camino donde los comerciantes pagan a menor costo, para esto acude personal del Municipio a que todo marche de lo mejor. Pasadas las 13:00 h todo vuelve a la normalidad.