“Era nuestro terrenito, y ahora con qué vamos a trabajar”, repitió Segundo C., de 82 años, a quien una traficante de tierras estafó, aprovechándose de su ingenuidad.
Segundo C. y Mariana S. fueron a la notaría con la intención de cederle una parte de sus terrenos a un familiar. Una vez en el lugar los adultos mayores firmaron varios papeles, lo que sembró dudas en la mujer. Estas dudas las calló alegando que se trataría de las copias de la documentación.
Tiempo después los ‘ancianitos’ descubrieron que aquel día les habrían quitado lo poco que tenían. “Llegó brava, que no toquemos eso porque es de ella”, afirmó la mujer, añadiendo que -desde entonces- la actual dueña de los terrenos, se ha acercado de maneras agresivas, ocasionando complicaciones en la salud de Segundo C.
Actualmente el caso ya se ha puesto en manos de la Fiscalía del Estado, mencionó José Luis Díaz, abogado defensor de las presuntas víctimas.