Los baños con hierbas y productos son una tradición ecuatoriana que promete buena suerte y renovación para el nuevo año.
En Ecuador, las tradiciones de fin de año incluyen baños con hierbas amargas, una práctica popular que promete limpiar energías y atraer buena suerte para el nuevo ciclo.
Esta práctica ancestral busca limpiar las malas energías acumuladas, cerrar ciclos negativos y preparar el espíritu para recibir el nuevo año con una actitud renovada y positiva.
Preparación de los baños de buena suerte
La preparación de este baño sigue un ritual muy específico que se transmite de generación en generación.
Se cocina una mezcla de hierbas como la ruda conocida por sus propiedades purificadoras y protectoras, en una cantidad suficiente de agua que permita bañarse completamente.
Después se añade la “buena suerte”, producto que se comercializa en locales cercanos a la Plaza Roja en Riobamba en precios que rondan los $3..
Una vez que el agua ha hervido, se deja enfriar en la misma olla, permitiendo que las hierbas liberen todo su potencial.
Durante el baño, que debe hacerse desde los hombros hacia abajo, se evita mojar la cabeza y el rostro.
Este detalle simboliza el acto de dejar atrás las malas rachas del año viejo, limpiando el cuerpo y la mente mientras se visualiza un nuevo comienzo lleno de prosperidad y buena fortuna.
La clave de este ritual radica en la intensidad de la preparación. El agua debe estar bien concentrada, adquiriendo un tono verdoso que indica que las hierbas han liberado toda su esencia.
Es esta concentración la que, según las creencias populares, potencia su capacidad para eliminar las energías negativas.
Representación de la tradición
Más allá del acto físico, este tipo de baño representa un momento de reflexión personal.
Es una oportunidad para reconectar con las raíces culturales y buscar un equilibrio espiritual, al tiempo que se honra una práctica que combina tradiciones indígenas y populares.
En muchos mercados y yerbaterías del país, se ofrecen las hierbas necesarias, lo que facilita la continuidad de este legado.
Los baños de hierbas amargas, realizados al cierre del año, son un acto simbólico que permite a las personas liberarse de lo que ya no necesitan, renovarse y recibir el nuevo ciclo con esperanza y optimismo.
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