¿Cuál es el impacto psicológico al que se enfrentan, ahora, los niños tras el ingreso a clases presenciales? La psicóloga clínica, Belén Rivera, nos habla de las secuelas de la crisis y la nueva etapa a la que se enfrentan los más pequeños. Tiempo para las relaciones sociales
¿Qué impacto generó la pandemia en las relaciones de sociales de las infancias y adolescencias?
Hablando, un poquito, yéndonos atrás, a la pandemia, exactamente, subieron los índices en lo que es violencia intrafamiliar. También, en los niños, debido que, no podían salir o tener contacto físico, como pasaban mucho tiempo dentro de casa, empezaron a surgir demasiados sentimientos de soledad, acompañadas de frustración. Todo esto por el mismo tema de “ya me aburro, no tengo nada que hacer”. Entonces, los pequeños se frustran o se enojan porque no tiene nadie con quién hablar, tampoco jugar, con quién compartir.
Eso surgió en los niños. Cuando uno está mucho tiempo aislado, eso también puede generar o subir los niveles de una hormona que se llama cortisol, que es la hormona del estrés. Entonces, esto hace que los niños y adolescentes, se vuelvan más irritables, pueden tener una tendencia mayoritaria a enojarse más rápido y no tener tolerancia en la frustración. Por ahí, es el tema que tuvo la pandemia y la gravedad que es estar aislado y no tener este contacto físico.
¿Qué ocurre ahora?
Ahora que ya estamos retornando, poco a poco, hay una experiencia positiva para todos. El hecho de, nosotros, tener contacto, ser seres sociales, necesitamos ver, compartir, tocar, experimentar, compartir, explicar, aprender de otras personas. Eso, a nosotros, nos permite, —sobre todo a los niños y a los adolescentes— el contacto, aprender. Y construir, también, habilidades sociales, valores, normas, por encima de todo, de convivencia, lo que es el respeto, la solidaridad, el compañerismo. Todo eso, el contacto y la presencialidad, ayudan a potenciar muchísimo, sobre todo, en los niños.
¿Al estar los niños expuestos a una crisis prolongada, se afectó su proceso cognitivo?
Sí, y esto también, tanto el cognitivo, como el emocional. El cognitivo, por un lado, porque el aprendizaje a nivel virtual no es lo mismo que el yo estar en el plano presencial. Ahí hay toda esa falta de poder compartir o de poder experimentar físicamente, manualmente, sino que, más bien, los niños en muchas ocasiones se distraían viendo la televisión, jugando algún videojuego, por ahí viendo los moscos, desayunando recién. Entonces, ellos hacían muchas actividades al mismo tiempo, y eso no te permite una buena calidad de aprendizaje, porque no están completamente atentos.
Por eso, también, se desarrollan problemas de atención. Esto envuelve a lo que es el déficit de atención, por ejemplo, porque están atendiendo a muchas cosas, pero no aprenden realmente nada. No están enfocados, específicamente, en algo. Entonces, eso, claro que sí, disminuye muchísimo la capacidad de atención, de memoria. Es decir, todas estas capacidades que se ven englobadas en el aprendizaje.
¿Qué estrategias deberían implementar los docentes para atenuar estos rezagos?
Considero que los maestros, lo que deberían promover bastante, es esta interacción con los niños y los adolescentes, también. Por ejemplo, el que puedan generar experiencias o que haya aprendizajes que puedan donde ellos sean los personajes principales. Y, de esta forma, se unan al proceso y puedan ser los principales promotores del aprendizaje. De esta manera, lo que estamos haciendo, es que ellos se adueñen de este conocimiento y lo puedan expresar y transmitir.
¿Cómo se hace esto?
Esto se hace a través de proyectos. Yo les digo a mis alumnos que realicen algo que ellos ya hayan investigado, que les guste. Lo importante es que ellos mismos puedan exponer, puedan compartir. Entonces, hay que involucrarles y hacerles, también, que esta experiencia no sea unidireccional, sino, también, que sea bidireccional. También se deben acoger las opiniones de todos los estudiantes, porque hay algunos casos en los que, tal vez, se menosprecian las opiniones, o el conocimiento de algunos estudiantes. Eso no es bueno. Es importante que todos sientan que su opinión es importante que, tal vez, alguna experiencia que ellos tengan es relevante y también aporta.