Alba Castillo, madre de Ivonne Taipe (+), y sobreviviente del accidente de los estudiantes de la ESPOCH, nos cuenta su historia.
Mi hija regresó el sábado por la noche, porque le cogió la altura y el profesor le había regresado, porque le he dicho que si sube más arriba le va a coger más la altura, entonces ya no subió, y regresó con otras compañeras, y el día domingo en la mañana me dice: “mami, por favor, acompáñeme a ver a mis compañeros”, y yo le digo: ‘no, mija, que se vaya a ver solo, que mande el bus y que no vaya ella.
Después me dice: “no mami, acompáñeme a mí, porque es el Día de la Madre y tengo una compañera ahí que quiero llevarle un pastel y un café, acompáñeme”. Y era tanta la insistencia y digo bueno.
Y nos fuimos a ver con el señor de la buseta para irnos a traerles. Y después él me dice que solo entraban pocos pasajeros, porque no era grande la buseta, y como el profesor había ido con implementos para hacer campamentos, dijo que era muy pequeña la buseta y que no, no era factible. Regresamos a hacer contrato con el bus de la Químiag. Y nos fuimos.
Fuimos bien. Mi hija le dice feliz día a una compañera, y después les dimos un cafecito en el bus, todo, y en el trayecto también subió una señora para que le traigamos hasta Riobamba.
Luego, cerca del sector de Puelazo había solo un poquito de tierra en el filo de la vía, no era un montón grande, y sí había espacio para que el bus pase…
Hasta ahí me recuerdo, porque era así como un sueño que hasta ahora no me olvido, solo escuchaba voces que gritaban, no más.
Me desperté a los 15 días en un hospital, porque estaba quince días en coma.
“Tuviste un accidente”, me dijeron los doctores, psicólogo y psiquiatra, pero, la verdad no recordaba nada, solo alcé la mano, porque estaba puesta unos tubos en la boca.
Le dije a una licenciada: ¿qué pasó?, y respondió: “tuvo un accidente”, y no sabía qué pasó. Al segundo día la psiquiatra me iba preguntando: ¿qué hacía ese día?, ¿por qué iba en el bus?, ¿por qué estaba con los estudiantes?… y me iba recordando, inclusive la licenciada me dice: “sí, ahorita les llamo a sus familiares”, y a lo que me dice: “mis familiares” no sabía quiénes eran, no sabía ni mi nombre.
Y me pusieron una inyección para dormirme.
Al siguiente día, la psiquiatra y los doctores me dijeron que había fallecido mi hija. Quería botarme, quería matarme para no saber nada.
Madre de Diana Ivonne Taipe Castillo (†)
A los 3 meses vine de Quito a Riobamba, estuve hospitalizada ese tiempo. Luego me supieron decir que el riñón estaba muy afectado y que tenían que ponerme un catéter, me lo pusieron y estuve un mes para
que drene y, luego, así seguí el tratamiento hasta el día de hoy, porque del un riñón solo tengo unas raíces, no lo tengo completo, solo me funciona un riñón el 100% y el otro solo el 30%.
Tengo muchas infecciones de vías urinarias, tengo que tomar mucho líquido, a veces me descuido y tengo problemas, a más de un problema de la vejiga y parálisis facial, estando en tratamiento 1 año, y en ese lapso me hicieron estudios y me dijeron que tengo los nervios faciales atrofiados, que ya no puedo tenerlos normales. Ya no quedé bien.
Siempre estoy en oración con mi hija para que ella nos ayude y nos proteja.
¿Se puede superar esto?
Como padres nunca, pues mi esposo también está muy afectado, porque inclusive recién está con una psicóloga, porque a él no le dieron medicación para poderlo ayudar, solo me dieron a mí y a mi hija, tuve 1 año con la psicóloga para que me ayude a sobresalir, pero los recuerdos siguen, y él no tuvo ni eso.
¿Cómo describiría a Diana y cuántos años tenía?
Tenía 23 y la describiría como siempre, como niña, siempre una niña excepcional, irreemplazable, única.
¿Qué le dijeron los profesionales qué pasó con ella?
La psicóloga y la psiquiatra me dijeron que Dios me dio un regalo, hasta los 23 años, y que hasta ahí tuve el regalo, pero que Dios se la llevó.
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