En Riobamba la ruta de los tallarines, representan peligros de cortocircuito, obstrucción visual y tráfico. La ciudad necesita medidas urgentes para resolver este problema.

En Riobamba existen varios problemas, y uno de ellos es la presencia de ríos de cables apostados en sus postes, los que a la ciudadanía generan temor, a más que causan contaminación visual y afean el entorno, sin contar que, en algunos casos, hasta afectan el tránsito, esto cuando vehículos de gran volumen circulan por las zonas céntricas, como pasó hace pocos días.
Si bien este no es un problema exclusivo de Riobamba, esto no constituye luz verde para que sigan presentes y, es más, aumentando cada día.
En el argot popular se les denomina ruta de los tallarines, pero, más bien son reales enredaderas, erigiéndose en parte del paisaje urbano de la Sultana.
Por ejemplo, si usted se aposta en la calle García Moreno, entre 1era. Constituyente y José Veloz, constatará que hay postes con decenas y decenas de cables En tal virtud, conversamos con la ciudadanía sobre su sentir sobre esta realidad.
Opiniones ciudadanas:
“Es una situación que debemos superar de alguna manera, debido a que grandes ciudades, como Quito, hicieron el soterramiento de todos estos en la parte principal (El Batán, estadio, Quicentro…) y eso cambió la perspectiva total, incluso en el boulevard de Naciones Unidas varió la perspectiva turística y la calidad de vida de los pobladores, pues eran peligrosos”, refirió el abogado Hernán Dávalos.
“Los cables están mal puestos, y afectan a los hogares y el entorno. Además, hay contaminación visual, porque no dejan ver las maravillas arquitectónicas que poseemos ni el paisaje, y puede darse un cortocircuito”, dijo Mayra Moyón, estudiante de la Unach.
Asimismo, el abogado Miguel Barrera señaló que es una situación que da “un aspecto terrible a la ciudad”, más allá que causa inconvenientes en relación al tráfico, en el sentido que en lugares que hay desfiles u otros se impide el paso de carros alegóricos.
“Este es un problema en virtud de que empresas públicas y privadas se han dado a la ingrata tarea de tender sus redes de internet, luz y teléfono sin ningún respeto al ornato de la ciudad”, anotó.
Y lo cierto es que los tallarines siguen colgados hasta que alguien haga algo.