En razón al Día de la Independencia de Cuenca, que se acabó de celebrar el día de ayer, docentes hacen un llamado a la revalorización de la enseñanza dedicada a la historia y la educación cívica.
Educación
En el pasado, las materias de ‘cívica y ética’ e ‘historia ecuatoriana’ ocupaban un lugar central en el currículo escolar, inculcando en los estudiantes un profundo conocimiento de su país, su historia y sus símbolos patrios. Sin embargo, según Inés Arias, docente de bachillerato, en los últimos años, se ha reducido su importancia y se han fusionado con otras asignaturas, lo que ha llevado a una disminución en el tiempo dedicado a estas áreas.
La educadora comenta: «Es fundamental que los estudiantes conozcan su historia y tengan una comprensión sólida de los símbolos patrios. Esto no solo fortalece su sentido de pertenencia, sino que también les permite comprender la importancia de fechas como la Independencia de Cuenca y cómo estas contribuyeron a la formación de la nación ecuatoriana».
Cívica
Asimismo, argumenta que, si bien es cierto que se mencionan estos temas en momentos de fechas relevantes, no se les dedica el tiempo y la profundidad necesarios para una comprensión completa, por lo que los jóvenes no le prestan mayor atención ni interés, salvo que tengan días u horas libres. Al respecto, Victor Velásquez, docente, explica que “las sociedades que no conocen su historia están condenadas a repetirla para mal en el mayor de los casos”, por lo que resulta fundamental su análisis y debate en el aula de clase.
Sin duda, la historia y la educación cívica son mucho más que eventos conmemorativos; son un medio para fomentar una ciudadanía informada y comprometida.
Caso
Por otro lado, Arias, también menciona que es importante tratar este tipo de enseñanzas con casos más prácticos y ejemplos actuales. Es decir, no solo quedarse en la mera historia, sino que puede asimilarlo con las luchas y guerras actuales, no solo políticas, sino también personales; pues la lucha por la libertad continúa en otras formas como contra los vicios, la conformidad y la vaguería que a veces pueden limitar su crecimiento y desarrollo. “El Simón Bolivar de nuestras vidas ahora somos nosotros mismos” indica.
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