La influencia de los debates electorales en el comportamiento final de los votantes se enfoca en la volatilidad electoral, el porcentaje de ciudadanos que no han decidido el sentido de su voto y la competitividad entre los candidatos. En la actualidad, estos eventos cívicos no tienen tanta relevancia debido a que quienes son parte de esta actividad, muchas veces, no cuentan con una planificación que puedan defender; además, para los partidos políticos participar en ellos es igual a no hacerlo. ¿Qué tan indispensable ES DEBATIR?.
¿Considera que los debates son importantes?
Los debates son elementos importantes, pero aisladamente no significa tanto como mucha gente cree; considero que estos eventos simplemente demuestran que alguien sabe o no sabe debatir; no obstante, es fácil perder de vista el objetivo, porque no estamos escogiendo personas que sepan discutir bien, o personajes que nos entretengan con nuevos pasos de baile, tampoco se está eligiendo gente que sepa abrazar a los niños; lo que fundamentalmente se elije es un administrador, y alguien de esa índole no necesariamente aparece en un debate. Así es que estos actos tienen un valor relativo, en la medida en la que muchas veces los formatos no permiten una exposición continua de ideas completas, porque no da el tiempo, en ocasiones los participantes se ponen nerviosos. Debatir es importante, pero no más valioso que muchos otros elementos.
¿Cuál es la realidad de debatir en Chimborazo?
Elaborar una exposición de una oferta o de un compromiso difícilmente pasa más allá de una enumeración de actos de buena voluntad, cuando lo que en verdad se requiere es el conocer cómo estos proyectos, en primer lugar tendrán un impacto medible, cómo lo van financiar, cómo van a integrar a los actores para que las cosas de alineen o qué idea de contactos tienen, porque considero que Riobamba y Chimborazo son tierras en las que todavía se ve mucho para adentro, Ecuador en un país sumamente pequeño, 1 de cada 450 habitantes del planeta es ecuatoriano, y la ‘Ciudad Sultana’ es aún más pequeña, entonces las soluciones que se quieren generan en nuestro territorio, seguramente, ya han sido desarrolladas en otras partes del mundo, pero las limitaciones de los candidatos, como el hecho de que no hablan idiomas o no conocen a ciencia cierta cómo se han resuelto los problemas que padecemos en otras partes, hace que vean de una forma reducida; en ese contexto, un debate francamente no va más allá de ver cuánto grita una barra, no se centra tanto en los detalles que son de valor.
¿Qué otro tipo de formato se puede emplear para conocer a los respectivos candidatos?
El formato del debate realmente no es de mi agrado, y creo que puede inducir al error, ya que una persona que hable de forma apropiada, pero que sus intenciones no sean las mejores con las necesidades de la gente, probablemente ganará un debate, por su forma de expresarse; y eso en lo particular puede darse muy fácil, es más se ha evidenciado en algunas ocasiones. La cuestión es que se pretende elegir un administrador, no alguien que sepa debatir; sin embargo, un formato muy interesante sería darles 10 o 12 minutos para que expliquen qué, cómo, por qué, qué efecto, cuánto, qué contactos, para qué y hasta dónde, puesto que en ocasiones las barras son tan fuertes que los discursos de los participantes se pierden en medio de la bulla, entonces este tipo de eventos se convierten en un acto proselitista en lugar de ser orientador, no obstante, se ha visto que las elecciones no se ganan por propuestas, así es que, si se quiere conocer a un candidato, hay que preguntarle cosas puntales en relación a la verdadera realidad del pueblo que pretende administrar, ahí no puede escaparse, tiene que decir algo. Lamentablemente, la ciudad vota emotivamente, y los discursos pasan a un segundo plano, cuando las actitudes del momento son más fuertes.