Nubarrones negros y rapaces aves circundan el cielo “rojiazul” de una de las entidades tradicionales más queridas de la “Mágica Provincia”, como es el “viejo y querido” Centro Deportivo Olmedo, que -de un buen tiempo a esta fecha- adolece una magra gestión institucional -llámese administrativa y deportiva- que lo mantiene al borde del colapso, claro está, de no tomarse medidas radicales que lo levanten de su por demás notoria postración. ¡Por Dios, salven al “Ciclón de los Andes”!
Sin duda, el futuro no se presenta nada alentador para Centro Deportivo Olmedo, “Ídolo de Riobamba y Chimborazo”, y eso es muy doloroso de decir, como lo hemos hecho desde estes espacio, tan solo apelando a la práctica de principios, aplicando el buen juicio y conminando al sentido de pertenencia, valores muy venidos a menos en épocas en las que solo se quiere sacar tajada de lo que se encuentre a la mano, sin medir sentimientos ni procedimientos, verticalidad o legalidad, únicamente dando pie al capricho y venerando al “vil metal” a costa de lo que sea.
Y es que no hay que catalogarse como un “Messi del comentario” o un “Gandhi de los valores” cuando tan solo se tiene los ojos bien abiertos, los oídos destapados y la honestidad y valentía para denunciar lo incorrecto, lo que, penosamente decirlo, muchos adolecieron y adolecen a costa de prebendas que los hizo ganar algo un tiempo, sin pensar que un beneficio mayor llegaría si se actuaba como se debe: tan solo buscando mejores días para el “Ídolo”. Sin duda, culpables hay, y muchos, los que deben ser desenmascarados, pero, tan solo al momento: ¡Por Dios, salven al “Ciclón de los Andes”!