En medio de las calles de la ‘Ciudad Bonita’, la historia de Nelly Zárate, una madre soltera de 50 años, es un testimonio de valentía, amor inquebrantable y resiliencia. A lo largo de su vida, doña Nelly ha enfrentado desafíos inmensos, pero ha encontrado la fuerza para mantener unidas las piezas de su familia. Persistencia y sacrificio por su familia.
Desde una edad temprana asumió la responsabilidad de mantener a su familia, hoy incluyendo a sus dos hijas y su madre de 90 años. Con una determinación incansable, comenzó a trabajar en lo que pudo encontrar, recorriendo las calles diariamente para vender productos como morocho, café, tortillas de trigo, de verde, pastel de maduro, entre otros. Su lema de vida ha sido claro: “Siempre busco qué hacer, ya sea cocinando, limpiando, barriendo. Nada me da verguenza”, dice con optimismo.
Una de las preocupaciones más apremiantes en la vida de doña Nelly es su hija de 19 años, quien enfrenta una discapacidad intelectual con un retraso de cuatro años. “Desde el colegio, siempre ha necesitado ayuda, los maestros le apoyaban en el aula y con mucho esfuerzo pudo graduarse en Industria de Alimentos. Su sueño es seguir estudiando, pero es difícil, acaba de ser rechazada en la postulación para la universidad y no sé si podré darle la Educación Superior a ella ni a mi otra hija”, mencionó entre inagotables lágrimas.
Dificultades
A pesar de las dificultades, el amor de madre no le permite rendirse. Ella supervisa y apoya a su hija de manera constante, brindándole la orientación que necesita para navegar en un mundo que presenta desafíos adicionales. “Hoy en día hay muchos riesgos, y mucho más con las mujeres, entonces eso es lo que me limita y también limita a mi hija. Siempre estoy a su lado, todo tiene que hacer con mi dirección, apoyo y supervisión. Ella puede hacer cualquier cosa, pero primero tengo que explicarle muy bien cómo”.
Zárate ha encontrado un apoyo crucial en fundaciones como ‘Ágata’ y ‘Lideresas del Ecuador’, que han ofrecido acompañamiento psicológico y terapéutico a su familia. Dado que no tiene recursos para pagar los tratamientos necesarios, aprovecha las campañas de salud para recibir atención médica y asegurarse de que sus amadas hijas también reciban el cuidado que merecen, aunque sea limitado.
Antes, su hija asistía a terapias en el Centro de Salud Tipo C ‘Lizarzaburu’, pero la distancia y las restricciones económicas han hecho que deje estas terapias. Ella misma presenta varias afecciones en su cuerpo, fruto del cansancio y enfermedades no controladas. “Me hago la fuerte, pero a veces ya no puedo más. Tengo una deformación en el hueso que necesito operar, pero no puedo hacerlo. No tengo el dinero, y no puedo dejar de trabajar, de lo contrario, ¿quién se encargaría de las cuatro?”, comentó con una mezcla de determinación y desesperación.
A saber
Hace una década, Zárate sufrió una parálisis que dejó secuelas que aún se hacen presentes en su vida. A pesar de todo, su espíritu inquebrantable la impulsa a seguir adelante, enfrentando cada día con una sonrisa en su rostro y un corazón lleno de amor por su familia.
La historia de esta bella mujer es un testimonio de la fuerza interior de las madres solteras que luchan incansablemente por el bienestar de sus seres queridos, sin importar los obstáculos que se les presenten en el camino. “Bueno, solo Dios sabe hasta cuándo sea mi tiempo, pero mi deseo, mi esperanza es que mis hijas continúen en su vida y su desarrollo”, dijo con una pequeña sonrisa.