El periodista Carlos Chimborazo se retira tras 30 años de labor periodística intachable y como ejemplo de nuevas generaciones.
El periodista Carlos Chimborazo se retira de su labor tras 30 años de trabajo tesonero, honesto, responsable y comprometido con el bienestar colectivo.
Mirada dulce, pero inquisidora; paso lento, pero seguro; voz tenue, pero asertiva; y, palabra justa, para transmitir la información, marcan su perfil de vida y de profesional.
Incorrupto, solidario, maestro, comprometido y, sobre todo, justo, Carlos Oswaldo Chimborazo Gallegos, en sus 67 años de vida, ha marcado una época en la historia del periodismo de Riobamba y la provincia.
Periodista Carlos Chimborazo
Proveniente de una familia humilde, pero que le enseñó que los principios no se negocian, desde niño aprendió a trabajar, y es lo que mejor sabe hacer, lo que demuestra a diario.
Latacungueño, nacido el 29 de octubre de 1957, hijo de José Víctor Chimborazo y Rosa Elena Gallegos, es el último de 3 hermanos tras: María Josefa e Hilda Olimpia.
Está casado con Gladys Beatriz Bungacho, la compañera de la escuela con la que más tarde se reencontraría y sería la mano a tomar por la senda de la vida… su gran amor.
Tiene 2 hijos: Carlos Geovanny (“que Diosito se lo llevó al cielo hace 12 años”) y Érika Vanessa (“mi flor más bella”). Y hace 3 meses es abuelito de Victoria, “el nuevo Sol de mi vida”.
De infancia pobre, pero llena de pujanza y sacrificio, virtudes que cultiva y transmite, viajó por todo el país (incluido Galápagos) y hasta conoció Miami, todo por su trabajo.
Pero, si algo destaca, es la unidad familiar, algo que ha marcado su vida.
Carlos y la casualidad de ser periodista
De pequeño conoció los oficios de peluquero y albañil, los que aprendió saliendo de la escuela. “Un día me puse rebelde con el maestro albañil y dejé el oficio”, dice y sonríe.
La secundaria la hizo en el Colegio Vicente León, aunque vivía y comía en un convento. Pasó 3 años interno, con sacerdotes que le enseñaron: orden, disciplina, honestidad y más valores.
Luego de un tiempo intentó otra vez seguir arquitectura, pero ya no la sentía, se dedicó al periodismo, y olvidó definitivamente ese sueño.
Su pasantía la hizo en el periódico Mediodía, recién creado, y se hizo de buenos amigos. Le mandaban las tareas más difíciles, pero las sorteaba, y eso le hizo ganarse el respeto.
El reportaje que lo catapultó
En 1983 regresó a su natal Cotopaxi, pero para hacer un reportaje sobre invasión de tierras, y ahí se vinculó a la actividad periodística por escrito.
Cumplió los 6 meses de prácticas y dejó el medio, pero le quedaron amigos, los que le ayudaron a reportear para El Telégrafo y para El Universo.
Era en el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC) y le dieron a escoger: Latacunga con un sueldo de 4.500, Portoviejo con 6.000 y en Loja 9.500, optando por la tercera
Pese a la oposición de sus familiares, emprendió las 24 horas de viaje que representaba en una carretera complicada, pero allí se quedó 1 año y medio.
Y llegó a La Prensa…
Trabajó en Riobamba para la misma institución 10 años, pero, al reformarse las leyes la liquidaron y tuvo que dejarla.
Experiencias
Es complicado resumir 30 años en pocas palabras, pero conocí a gente honesta y transparente, así como a quienes actúan al margen de la ley. Pero, sobre todo, ha hecho amigos.
¿Lo han querido sobornar? Un diputado me ofreció un sueldo básico si me publica un boletín cada semana. Le dije: mande 2 y no le cuesta nada.
¿Qué nota habría querido cubrir? He conversado con casi todos los presidentes, menos con Rafael Correa, estuve a punto, y cuando empezaba vino una señora de rodillas, llorando, y se desvió.
A candidatos que conversaba sin ser nada llegaron a ser presidentes, como Lucio Gutiérrez, con quien conversé solito en una esquina de La Estación.
¿Qué nota no habría querido cubrir? La muerte de mi hijo. Fue un cambio total.
¿Estar al frente de un Diario? Es ponerse la camiseta, arriesgarse, ser responsable. Estar frente a un periódico es disponer de tiempo y buena voluntad, pues, el periodismo no tiene horario.
¿Un maestro no solo está en un aula? Uno enseña con la presencia, con el compartir, con el ejemplo.
¿El periodismo paga? Económicamente da para vivir, para comer, para hacer riqueza no. Un periodista honesto es muy difícil que tenga bienes.
¿Qué ha tenido que sacrificar? A mi familia. No he podido darles el tiempo completo presencial, pero de pensamiento y sentimiento siempre he estado con ella.
¿Arquitecto o periodista? Tendría que ser periodista, aunque sí quisiera ser arquitecto.
¿Qué le diría el Carlos de hoy al Carlos anterior? Que sea perseverante, honesto, responsable, viva el día a día con la gente, encuentre más amigos, que escriba lo que tiene en la mente…
A las nuevas generaciones… Que se preparen, la educación es fundamental, hay que estar al día, aprender varios idiomas y estar a la par de los avances tecnológicos.
¿Política? Solo me gusta hacer noticias con los políticos, pero no me gusta la política.
¿Qué se lleva de La Prensa? Los mejores recuerdos, la mejor lección de vida, he tenido la oportunidad de escribir para mucha gente.
¿Un libro? Posiblemente.
A devolverle a la familia el tiempo ausente…
Así es Carlos Oswaldo Chimborazo Gallegos, mi amigo, con quien he compartido amargas y buenas experiencias, sobre todo las segundas, las que se llevan en el alma y harán que sigamos contando el uno con el otro a pesar de la distancia.
¡Bendiciones querido Licen!