Un oficio que la familia lleva en la sangre. Hijo de peluquero, con hermanos peluqueros y, como no podía ser de otra manera, también lo es.
Un oficio que la familia lleva en la sangre. Hijo de peluquero, con hermanos peluqueros y, como no podía ser de otra manera, también lo es.
Fernando Pintag nació en Licto, hijo de peluquero, con hermanos peluqueros y, como no podía ser de otra manera, él también lo es.
Juan, su padre, un reconocido artista del corte del cabello, inculcó a su familia el oficio desde tempranas edades, erigiéndose no solo en padre, sino también en maestro.
Su padre ya tiene 80 años, dejó el oficio por la edad, pero a sus 4 hijos les dio ‘el arma para afrontar la vida’.
El hombre siguió sus pasos de padre y maestro, diciendo con orgullo que se dedica a cortar cabello hace 35 años, siendo el sustento de su vida y su hogar.
“Tengo 5 hijos, y a todos les he enseñado el oficio. Ellos se preparan, estudian, son profesionales, pero también saben del oficio”.
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Un oficio que la familia lleva en la sangre
Fernando estudió la Primaria en la Escuela José Félix Heredia, de Licto, de ahí pasó al Colegio Pedro Vicente Maldonado, en Riobamba.
Así, a la par que estudiaba trabajaba en San Alfonso, en la peluquería Los Ángeles.
“Aprendí a los 12-13 años y ya hice mi primer corte. Estudiaba de lunes a viernes, los sábados en la peluquería y los domingos en Licto, en la peluquería de mi papi”.
En esos tiempos nadie le miraba la edad cuando trabajaba, mejor le daban confianza y le apoyaban sus clientes.
“Con mis hermanos éramos peluqueros a los 13-14 años, y ya trabajábamos”.
Dice que, “gracias a Dios”, tiene bastante clientela, y que su actual taller lo tiene ya unos 25 años, por lo que la gente confía en su trabajo.
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El orgullo de cortar el cabello
¿Qué es ser peluquero? Es una satisfacción, un privilegio ser peluquero de sangre, porque mi papi nos instruyó.
¿Es fácil? Como todo oficio, en lo artesanal más vale la práctica que un título, porque si Usted no tiene práctica no le vale de nada.
¿Cómo se corta? La atención al cliente debe predominar, recibirle bien, saludarle con afecto, eso me ha inculcado mi padre desde muy niño.
De ahí se le pide que se siente en la silla y se le pone la capa, se le pregunta ¿qué corte quiere?, aunque, como a muchos ya conoce, le dicen ‘maestro, el corte de siempre’.
“A ellos ya les llevo en la mente y complazco, aunque a veces entran clientes nuevos que piden el corte de acuerdo al gusto”.
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Conversón, psicólogo, consejero y hasta paño de lágrimas
Fernando afirma que en su actividad hay que ser buen conversador, psicólogo, consejero y hasta paño de lágrimas, porque los clientes siempre llegan con algo que contar.
Subraya que siempre debe estar mentalizado en positivo y “saber un poco de todo”, como noticias de actualidad, crónica y deportes, ello para poder conversar.
“Si el cliente hace una pregunta y no le puedo contestar ya no hay empatía, por ello hay que saberle responder”.
Su peluquería se llama Barcelona, y todos le preguntan ¿qué pasó con el equipo?, ¡cámbiele de nombre si pierde!…, “así que debo estar al día con lo que pasa con mi club sí o sí”.
“Incluso hay que ser psicólogo, porque a veces cuentan los problemas, infidencias y uno hay que saber responder…
…aunque a veces el cliente también lo es, porque uno se le conversa los problemas que uno pasa o se le dice alguna dolencia del alma y nunca falta un buen consejo”.
¿Hasta problemas de amores? ¡Sí, y muchos! Sonríe.
Cuenta con clientes adultos mayores “y es lindo conversar con esa gente, porque le van aconsejando, dando ideas, sacando de la rutina y el estrés que uno pasa”.
Ello porque trabaja 12 horas, abre a las 08:00 h y cierra a las 20:00 h, y aunque su trabajo no es forzado, sí es sacrificado al pasar todo el rato de pie y sin parar.
Ha tenido clientes difíciles, pero no insatisfechos que le digan me faltó o me cortó mal.
“Los niños son inquietos, pero hay que tenerles paciencia, porque con la paciencia se gana el mundo, hay que tratar de engañarles, protegerles para poderles cortar”, afirma.
Y esa paciencia y habilidad es lo que forma los clientes del futuro, pues, van creciendo a la par de conociéndole y teniéndole confianza y fidelidad.
¿Si volviera a nacer qué sería? ¡Peluquero!
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Clientes que alimentan la tradición
Hernán Torres, que siempre se hace pelo y barba, afirmó ser fiel cliente desde que le conoció que tenía la peluquería.
“Vengo solo por aquí siquiera unos 10 años. La verdad que muy bien hace, por eso mis hijos siempre vienen. Vengo cada 15 días”, dice con orgullo.
Roberto Gusqui también se declaró “hincha del maestro” porque tiene paciencia, un buen trato al cliente y los cortes son muy buenos y a precios asequibles.
“Aquí estamos una generación más que ya empieza. Estamos los tres de la familia”, eran él y sus dos hijos.
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La herencia de Fernando Pintag
Pero el arte no se circunscribe solo a sus manos, lo ha compartido y transmitido no solo con consejos, sino también con la sangre.
Y conversamos con su esposa, doña Patricia Nieto, quien nos contó que también corta el cabello.
Además, tiene la misma afición de su esposo, a quien lo mira todo el día y profesa respeto.
Llevan un matrimonio de 35 años y en el oficio unos 20, haciendo un pequeño alto en sus actividades para atendernos.
¿Quién le enseñó? “Aprendí de mi esposo”.
¿Qué es su esposo en su vida? “Es mi amigo, mi esposo, mi maestro… ¡mi todo!”, afirma con seguridad.
Junto a ella estaba un joven realizando la misma actividad, a quien abordamos mientras estaba concentrado en lo suyo.
Le preguntamos su nombre y nos dijo “Alexis Pintag”, a quién le pedimos que nos indiqué de quién aprendió el arte, regresándose a ver a Fernando y Patricia.
“¡Mi papá y mi mamá me enseñaron!”, dijo con orgullo, entendiendo que este es un oficio que la familia lleva en la sangre.
“Cortar el cabello es trabajoso, desde el inicio ha sido sacrificado, ha sido un poco difícil hasta coger la práctica, pero con los años se tiene mejor habilidad y se va aprendiendo detalles”.
Eso nos respondió cuando le preguntamos sobre su labor.
Seguidamente, enfatizó que es “¡prohibido no ser de Barcelona en la casa y en el trabajo, porque toditos somos!”, participándonos otra parte de la herencia de Fernando.
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Peluquería Barcelona queda en la Velasco y Veloz
Don Fernando, ¿algún mensaje? Confíen en los peluqueros riobambeños y chimboracenses, porque se fueron bastantes clientes con los extranjeros que vinieron.
Y ello lo dijo pese a que sus colegas fuereños también “trabajan bien”, pero “siempre hay que apoyar primero a lo nuestro”.
¿Dónde está? En la peluquería Barcelona, en la Velasco, entre Veloz y Primera Constituyente, de 08:00 h a las 20:00 h de lunes a sábados, y domingos de 08:00 h a 13:00 h.
¿El precio? Es 2,50 el corte y 2 dólares la barba. Cuando se hacen cortes modernos, sombreados o con navaja vale 3,00-3,50, o cortes con rayas, diseño ahí ya sube un poquito”.
Por la cantidad de clientes que apreciamos al momento del reportaje, sin duda, Fernando es un maestro custodio de un oficio que la familia lleva en la sangre.
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