Se sabe que la zona de Macají es una zona patrimonial arqueológica protegida, sin mencionar otros lugares del cantón en donde se han encontrado elementos importantes de la Cultura Puruhá y que necesitan protección; en otras palabras, somos ricos en patrimonio arqueológico, pero qué se ha hecho para cuidarlo y que la gente conozca lo que hay en esta tierra. Patrimonio que se destruye.
Pedro Carretero, arqueólogo y docente principal de la Universidad Nacional de Chimborazo (Unach), ha trabajado en la protección de sitios, y explicó que lo hacen a través de una delimitación mediante prospección arqueológica superficial que no es destructiva.
En el cantón desarrolló delimitaciones en más de veinticinco sitios en localidades que inician desde Químiag, Flores, San Luis y los alrededores, por ello acotó que “somos una potencia desde el punto de vista arqueológico y patrimonial, pero no lo explotamos”.
A saber
En este momento trabaja en Rumicruz, busca ampliar el polígono patrimonial de Macají, un censo del Cementerio de Calpi y hará una densitometría eléctrica en Valparaíso para desarrollar una intervención arqueológica siempre y cuando esos sitios se protejan como deberían.
A pesar de ser ricos en patrimonio y existir los estudios para que estas zonas están protegidas para que no se construya o destine para otras actividades no existen ordenanzas que rijan sobre estos espacios y se mantenga.
Al preguntarle a Carretero sobre sí el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) va acorde a las necesidades de esta área, señaló que, dentro de este documento que aún es un borrador son hay dos hojas destinadas en la planificación general.
Sobre los lugares en donde existen estos rastros Carretero manifestó que se necesitan de centros de interpretación, museos o parques arqueológicos en los que se abarque a las zonas y, de esta manera, tener un referente que ofrecer a los turistas para que se queden.