En el marco de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el Páramo de Chimborazo EN RIESGO, decidimos conocer la realidad del páramo andino de nuestra provincia, y para eso recurrimos al ingeniero forestal y técnico de investigación de la Espoch Franklin Cargua, quien nos explicó que estos ecosistemas se encuentran en riego, y que su preservación es una tarea de todos.
Cuéntenos, ¿cuál es la realidad actual de los páramos de Chimborazo?
Para conocer la realidad debemos conocer dos contextos: el legar y el real. En el legal, que involucra al lado gubernamental, se maneja una falsa expectativa que dice que están cuidados; vamos con la real, y en este sentido la realidad es que están fuertemente amenazados, incluso las zonas de los parques nacionales, los mismos que si bien están protegidos, están también amenazados, y lo decimos porque hemos visitado y constatado de cerca las condiciones reales.
¿En qué sectores hay más incidencia?
Estamos enfocados directamente con la subcuenca del río Chambo; es decir, tiene que ver con los páramos de las cordilleras Andina y la Real, la cual está compuesta por El Altar, el Sangay y el Tungurahua. En la provincia hemos explorado todas las zonas de páramos y hemos elaborado varios artículos científicos, en los cuales se dio a conocer que más del 80 por ciento de estas zonas están intervenidas, esto quiere decir que han sido afectadas a su desempeño y no están funcionando al 100 por ciento.
Díganos, ¿por qué es importante el páramo?
El páramo es una cobertura herbácea que está sobre los 3500 msnm, luego que termina la cobertura arbórea. A más del pajonal, existen diversas plantas y microorganismos que cumplen dos funciones principales: la primera es la regulación hídrica; es decir, por sus plantas se acumula humedad, y a través del suelo se cumple con el ciclaje del agua; y, la segunda, la cual pocos saben, es que conserva el stock de carbono en el suelo; es decir, las emisiones de CO2 se acumulan en el suelo. Es una sinergia de servicios ambientales, como la generación de agua y la fijación del carbono.
¿Cuáles con las amenazas reales del páramo?
Principalmente los incendios, y esto se da por la llegada de las personas, hecho que se ha dado desde la época colonial. Antes las poblaciones indígenas ocupaban las zonas bajas, pero con el colonialismo fueron expulsadas hacia a las zonas altas, y ese traslado ha permitido que los páramos sean utilizados para otras actividades. Luego viene el avance de la frontera agrícola, después del incendio. La gente incendia el pajonal para cultivar, porque ya no hay cobertura herbácea, y es muy difícil labrar en esa zona.
¿Hay una normativa que proteja al páramo?
Sí. La normativa está, como el Código Orgánico Ambiental y el artículo 34 del derecho a la naturaleza. Cuando trabajé en la Prefectura promulgamos la Ley de Páramos. Como normativas hay un montón, incluidas las de los gobiernos autónomos, pero no se cumplen. No van más allá de crear la normativa. Además, existen conflictos entre entes encargados de este tema.
¿Qué deberían hacer las autoridades para cuidar el páramo?
Informar sobre el páramo. Muchas personas creen que el agua brota de 20 metros a la redonda del páramo, y no es así. Para que se dé un caudal se necesita una extensión de superficie. Saber la función del páramo y qué pasaría si no contáramos con este ecosistema es la clave. Las comunidades y ciudades de la provincia se abastecen de agua, ellas deben saber que se genera en el páramo. Conocemos que los cantones Guano y Guamote se están quedando sin agua, porque los mismos propietarios destruyen el páramo.
¿Cómo la sociedad puede contribuir a la protección del páramo?
Debemos compensar al recurso natural. No entregar dinero en efectivo. Se puede hacer por mecanismos, y uno de esos es el pago por los servicios ambientales. Me refiero a que se debe reinvertir en las zonas altas parte de la tarifa que se cobra a los habitantes por el consumo de agua. Ese dinero se puede utilizar para tecnificar los cultivos de los propietarios de las zonas altas, para que, de esta manera, no sigan avanzando al páramo. Lo que se cultive en una hectárea se puede hacer en unos 3 mil metros de terreno, pero con agricultura sustentable. Darle dinero al propietario no es la solución, pues se van a gastar. Ya existen ejemplos. No es efectiva porque se les paga una subvención y ese dinero no es invertido en el servicio. La compensación al recurso es la clave, no a los propietarios.
¿Existe una normativa que obligue destinar parte de las recaudaciones por consumo de agua al cuidado del páramo?
No. Es facultativo. Si se generara una política pública deberían dirigirse a las juntas de agua y las empresas públicas de agua. La clave sería que se estructure una norma para que se obtenga una compensación económica, y que la misma vaya al recurso natural, a través de las juntas administradoras de agua.
¿Y qué ganamos cuidando el páramo?
Los seres humanos ganamos dos cosas importantísimas para nuestras vidas: lo primero es mantener equilibrado el clima; y, lo segundo es mantener el caudal de agua continuo, esto para el consumo y demás usos diarios. A