Las actividades en la Terminal Terrestre de Riobamba son atípicas, y en solitario. La escasa presencia de pasajeros se ha tornado en un factor adverso para los transportistas. Hugo Moscoso es conductor de una de las unidades de Transporte “Riobamba”. Él dice que “obligatoriamente les tenemos que hacer dos paradas intermedias en viajes interprovinciales”, respecto a un viaje largo, como es a la provincia de Santo Domingo. Este profesional del volante explica además que luego de unas 2 horas, 2 horas y media han decidido romper el sello para solventar las necesidades de los usuarios que hacen este tipo de viajes largos. Cuando ingresan nuevamente al bus se realiza una desinfección de la unidad, con amonio, refirió seguidamente Moscoso. Sí se harían paradas intermedias en viajes
Situación. Anteriormente, en un viaje de medio día a la provincia de Santo Domingo, unos 5 o 7 pasajeros hacían falta al inicio de la ruta para completar el bus. Ahora, desde la perspectiva de varios transportistas, se llevaría entre 5 a 20 personas por viaje, esto debido a las restricciones de los COE’s Provinciales y porque hay pocas personas que viajan a otros lugares en esta coyuntura. Moscoso dice que no alcanzan a cubrir en un viaje lo que se invierte. En ida y vuelta invierten unos 120 dólares para solventar gastos de combustible, pago al chofer, controlador, peajes y comida.
En un promedio de ingresos por transportar 30 pasajeros ida y vuelta, la ganancia sería de 81 dólares, tomando en cuenta que usaron el servicio 30 pasajeros a Santo Domingo. El pasaje a esta provincia cuesta 6,7 dólares por 30 pasajeros, se obtiene una ganancia de 201 dólares. Wilmer Zea, conductor de la Cooperativa “Alausí”, dice que no hay un sustento cuantioso en hacer un viaje al día y con la mitad de la capacidad, porque varios de sus colegas tienen créditos por pagar.
Pasajeros. Angelita López ya pudo viajar al cantón Alausí luego de varios meses. Ella dice que no ha tenido inconvenientes a la hora de solicitar una parada para acudir a un baño. Carlos Cargua ha viajado a Santo Domingo dos veces, señala que los buses sí paran en las “bombas” para las necesidades biológicas.