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“No solo un familiar, varios familiares”

Opinión Editorial vacunas: Vergüenza! es lo que siente la mayoría de ecuatorianos ante los hechos dados en nuestra vilipendiada historia desde sus inicios, pero acentuada en los últimos tiempos, en los que el desparpajo y la desfachatez han tomado por asalto casi todos los niveles del acontecer diario, y que solo ha sido conocido por el decidido trabajo de algunos medios de comunicación y los gigantescos avances en el área de las tecnologías, pero, lo más lamentable, ante la mirada sumisa y/o ignorante de quienes se han conformado con vivir de migajas o en una postura servil de confort.

Opinión Editorial vacunas
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Ahora ya nada asombra, y se puede ser “gran señor” y portar grillete electrónico u ostentar algún enfoque cargo de elección popular y hacerse millonario “de la noche a la mañana” mientras el territorio a su cargo se desenvuelve en el subdesarrollo, a más de “hacerse el gallito” cuando se cuenta con protección pagada por el Estado y hasta querer ocultar la verdad a toda costa con tal de que su peculio personal se consolide con lo de todos, incluso a costa de desesperanza, dolor y muerte.

En los últimos días eso de que “No solo un familiar, varios familiares” se ha tomado los principales titulares, esto por lo agobiante de la situación que afrontamos y lo descarado de su afirmación, pero, en el “País de Manuelito”, donde la memoria es frágil y cuando nos golpean la mejilla ponemos la otra mil opinion veces, a más que cuando nos conviene “nos hacemos los locos”, eso no es nada nuevo, toda vez que municipios, consejos provinciales, direcciones -locales y regionales- y ministerios, sin descuidar universidades y politécnicas, y cuantos más entes públicos existan o existirán, han sido el “nicho ideal” para que verdaderos clanes familiares se enquisten y cierren filas a personas que, verdaderamente, habrían contribuido al engrandecimiento institucional y social.

Y, penosamente decirlo, esa es nuestra realidad, ese es el país en el que nos desenvolvemos mientras la ilicitud se am- para en el marco jurídico, y no como un hecho irónico, sino como la única verdad irrefutable.

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