Bueno… estamos a las puertas de un nuevo año escolar, atípico a nuestra realidad por donde se lo mire, esto debido a la pandemia del nuevo coronavirus (Covid-19), y creemos que es conveniente que se lo asuma con toda responsabilidad, y hasta cierto punto sacrificio de parte de los estudiantes, docentes y padres de familia, pues, corremos el riesgo que los vacíos de conocimientos dejados en el curso pasado puedan acrecentarse en el presente, en vista que el manejo de lo virtual no es precisamente uno de nuestros “fuertes”, y ya hemos pagado suficiente “derecho de piso”.
Como es bien sabido, los chicos -por su naturaleza propia de la edad- se distraen fácilmente, ante lo cual los maestros deben ingeniárselas para captar su atención y, sobre todo, transmitir todo su saber a las cabecitas del “presente y futuro de Patria”, así como los progenitores tendrán que gestionar y darse un tiempito para verificar que las clases sean aprovechadas como se debe.
A no dudarlo, la vida nos ha cambiado a todos, y entre todos debemos definir estrategias y metas a cumplir, pero basadas éstas en compromisos férreos que sean de plena aplicación.
Asimismo, debemos conversar con nuestros hijos y tratar de explicarles que el estar frente a la pantalla de un ordenador, una tablet, un celular o un televisor para recibir clases no es un juego, y que en ese accionar se está depositando la semilla de la ciencia que, en lo posterior, les dará o no la posibilidad de cristalizar un futuro promisorio, siendo ello “pieza clave” para edificar el bienestar anhelado. Hoy por hoy a todos nos toca oficiar de alumnos, padres y maestros, indistintamente de nuestros roles habituales, pero sabemos valdrá la pena.
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