Juan Fernando Velasco ya subió un peldaño, hay que seguir subiendo otros más hasta universalizar nuestra música, dijo Jorge Sánchez.
¿Qué nos puede decir sobre la música nacional? ¿surge o está estancada?
La colonización no ha permitido el florecer de nuestra música; el otro punto es la parte económica, porque siendo el Ecuador un país pequeño, pese a la gran riqueza natural y cultural que tenemos, pero, lamentablemente, con los recursos naturales y la explotación de los mismos concentrados en muy pocas manos y además dependiente del capital extranjero.
Al ser el Ecuador un país pequeño la música no pudo desarrollarse como una empresa desde sus inicios. En la época de los 50 y 60 del siglo anterior ciertos músicos pudieron tener una bonanza en condiciones económicas y culturales, ahí es cuando se pudo producir la música antológica del Ecuador; por ejemplo, hablamos de la primera radio en Riobamba.
¿Lo económico es fundamental para desarrollar la música en el país?
La música va detrás de lo económico, es decir, no puede haber un florecimiento cultural si no hay una situación económica de bonanza que avale y sostenga el desarrollo cultural y artístico.
¿Qué otros factores podemos analizar en esto del tema de la música?
Podemos hablar de un factor técnico, ya que no se dio un proceso desde la música pentafónica, que es tan hermosa, para que vaya a la par de la ciencia, la técnica y la academia, y así contribuya y dé su aporte al desarrollo de la música popular.
Hay grandes cosas, como en todo pueblo, en cuanto tiene que ver a la música popular, pero se quedaron solamente a ese nivel, y en esa mentalidad de que la civilización dominante, eurocentrista, reflejada en todo bien cultural y en toda medida, nuestros artistas se dejaban alienar por esa mentalidad y producían cosas demasiado ajenas a nuestra realidad; por lo tanto, lo propio iba quedando en un nivel inferior, de artesanía, de folclor que no merecía un mejor trato, un mejor apoyo y un mejor desarrollo. .
¿Hay un encierro a nuestra cultura e identidad?
Yo no estoy planteando un encierro de nuestra cultura popular o identidad, en este marco de cosas creo que nosotros, como culturas débiles, hemos tenido mucho miedo de salir a explorar y a exponer y, si cabe la palabra, a competir con otras culturas, con otras expresiones artísticas y con otro arte, porque es conocido que las culturas débiles son las que tienden a desaparecer y a encerrarse, pero, cuando uno está seguro de sí mismo no se tiene miedo en hacer cosas diferentes, porque eso no le va a cambiar, y siempre seguirá siendo el mismo. Cuando una cultura no es fuerte tiende a encerrarse, entonces, creo que eso sucede con nuestra música.
¿Si no somos tan fuertes considera que nos estamos encerrando?
Sí, claro. Ya llevamos cinco décadas tocando las mismas canciones, y es porque no hay exploración, no hay cambio. Todo cambia en la vida, y la cultura no es nada sacrosanto ni inmóvil, todo tiene que modificarse, pero en nuestro caso ha existido un estancamiento. El cancionero nacional de hace 40 años está nutrido mucho por temas musicales del centro del país, de Chimborazo, que ha tenido su desarrollo en los ritmos ternarios como el danzante, yumbo, la tonado, el capishca y otros, pero llegó hasta un cierto límite, y ahí quedó, porque no hubo este proceso de desarrollo de aireación, de recibir influencia de otros.
Si la música fue de esa época, a la siguiente tenía que ser diferente, y tanto creadores como el público teníamos que ir readaptándonos a estos procesos de cambio, pero no se ha dado.
¿Por qué no se ha dado estos procesos de cambio en la parte musical? ¿será que la música del Ecuador es muy triste?
No se han dado los cambios. El problema no es porque la música es nostálgica, yo he conversado este tema con algunos autores, por ejemplo, un tango es nostálgico y sombrío, pero se ha ido transformando, evolucionado y cambiando en cada década, estableciendo distinta forma hasta que fue adquiriendo una universalidad, y la universalidad no es mala, sin embargo que no hemos universalizado nuestra música no creo que estemos muy atrasados, me parece que empezamos tarde, pero ya vemos cosas nuevas.
Hay intentos de diferentes matices de contemporanizar nuestra música, como lo ha hecho Juan Fernando Velasco, quien tuvo la iniciativa de juntar voces más frescas para rendir tributo a las voces antiguas; cambiaron algo pequeño, porque si lo hacían algo más grande no le hubiera gustado al público.