Luego de ver muy de cerca un robo en un transporte público, me vi en la obligación de bajarme y tomar un taxi, y mi viaje era desde el parque La Libertad hasta el parque General Barriga. ¡No se aceptan billetes!.
Suceso. El recorrido fue normal hasta llegar a mi destino, y entonces saqué un billete de veinte dólares para cancelar la carrera; pero, de pronto, miré que el taxista volteó, y con un tono muy fuerte me dijo que le de sueltos, a lo que respondí que era el único billete que disponía.
Pago. La mujer acompañante me dijo que debía preguntar antes de subirme a la unidad si tenía cambio. Sin embargo, era la primera vez que me sucedía algo así, y mencioné que yo estaba cumpliendo con el pago y no era la actitud correcta para tratarme.
Problema. El taxista se bajó e ingresó a una panadería, a fin de cambiar el billete por sueltos; sin embargo, no se logró el objetivo. No me bajé del auto e inmediatamente el taxista arrancó hasta otra tienda para cambiar el billete y la acompañante, y en un tono ya más tranquilo me volvió a mencionar que debo preguntar antes de subirme a un taxi.
Desenlace. Al respecto, le señalé que en ese caso debían colocar un aviso que mencione la obligatoriedad de llevar sueltos para pagar el valor exacto. Por último, el taxista me dio dos billete y algo de sueltos y se fue de inmediato, y cuando me di cuenta me había cobrado más de lo indicado en el taxímetro