Mientras una se deslizaba por la hierba, otra la seguía y sonreía. Otras dos pequeñas estaban en el borde de la carretera, en el sector de Santa Rosa de Chuquipoglio, zona en donde el frío está presente, al estar muy cerca el majestuoso ‘taita Chimborazo’ Niñez en Chimborazo ajena a las realidades.
Mientras estas cuatro niñas están ajenas a lo que pasa en la ciudad, en donde no se puede transitar libremente debido a la pandemia, en donde se debe evitar las aglomeraciones para evitar contagiarse y donde los carros están por todo lado, ellas, seguras, entre hierba, ganado y aire puro, sonríen y saludan a toda la gente que pasa en su vehículo.
Alegría. “Tómenos una foto con su celular”, dice una de ellas. Luego de cumplir con su pedido, una de ellas contó que sus padres se encuentran trabajando en la tierra, pero que ellas han preferido quedarse jugando en esa zona. Mientras eso sucede, otros niños, solos, caminan por un borde de la carretera. “¿No tendrían clases?”, interroga uno de los ciudadanos de Riobamba que decidió visitar el lugar; sin embargo, uno de los comuneros, que llegó pronto para evidenciar que todo esté en orden, comentó que en la zona no existe señal la mayoría del tiempo y que, hoy por hoy, sus pequeños no están estudiando porque todo se volvió mucho más complicado por la pandemia. “Lo que nosotros esperamos es que pronto todo vuelva a la normalidad, para que los niños puedan aprender a leer y escribir. Mientras tanto, tienen que acompañarnos al campo” , indicó Julio S.A.
La Niñez en Chimborazo es lo más valioso que existe, es lo que se debe cuidar y educar para que crezcan y tengan oportunidades de trabajo de estudios, hay que cuidar ya que son el futuro del mundo.