Mientras se redactó este texto se desarrollaba el día 12 de manifestaciones. Este paro nacional ya ha superado al de octubre en extensión, puesto que el anterior se desarrolló durante 11 días. Así, desde el 13 de junio, el país ha sido testigo de varios bloqueo de vías, enfrentamientos en las principales ciudades de distintas provincias. Por ejemplo, en Riobamba se registraron enfrentamientos entre la Policía Nacional y los manifestantes. Después de estos acontecimientos, Riobamba se ha encontrado sitiada por el bloqueo de vías de acceso a la ciudad y al cantón. Narrativas ocultas del paro de junio de 2022.
Tras los enfrentamientos, aparente calma…
Durante la segunda semana de manifestaciones, y tras el 17 de junio, las calles de Riobamba han experimentado “cierta” calma, la misma que no debería confundirse con el final de las paralizaciones. Desde aquellos encuentros violentos entre policía y manifestantes, la Gobernación fue tomada. Asimismo, la presencia de los uniformados mermó, ya no existe cerramiento, y los que se encuentran en las inmediaciones resguardan la Policía Judicial.
Este medio de comunicación accedió a las instalaciones de la Gobernación y es evidente que el espacio, que representa al Ejecutivo, fue sitio de recientes batallas. Pero, a pesar de la “calma”, varios ciudadanos denuncian que el desabastecimiento está llegando a sus hogares. Así, productos como el gas, la gasolina, insumos médicos y para la alimentación escasean. Ante esto, la evidente consecuencia: la especulación de precios. Por otro lado, varias comunidades y delegados, comitivas de los sectores rurales de Chimborazo han partido a la capital. El 23 de junio, varias comunidades, pertenecientes a Gatazo, en medio de la lluvia y el frío, instalados en la “Plaza Roja”, dieron el anuncio de que aquella noche “más gataceños partiremos a Quito”, para luchar con sus “compañeros”.
Pero, ¿qué es lo que no se ve de la narrativa de las presentes protestas?
El nivel y la escala de la violencia han ido en incremento a medida que los días de manifestaciones avanzan, pero no es tan solo la presencia de la violencia física la que exacerba las condiciones en las que se desarrolla este paro nacional. El sociólogo Johan Galtung, experto en estudios sobre la paz y los conflictos, propone un triángulo de violencia, en el que a través de la visibilidad y su efecto se las puede ir clasificando. Para este contexto, es importante recalcar que no todo tipo de violencia es visible. El sociólogo responsabiliza a la violencia cultural y estructural de los brotes de violencia directa que se pueden dar en el contexto de las manifestaciones. En el mismo punto, la violencia cultural se da en el plano de las ideas, los discurso y, también, la simbología que se emplea para construir una narrativa, es decir que, según Galtung, este tipo de violencia se presenta en el racismo, el clasismo, la aporafobia, entre otros. Y, finalmente, otra clase de violencia, no menos impactante, es la violencia estructural. El sociólogo afirma que se concentra en “la estructura histórica de exclusión” que sufren los pueblos y nacionalidades indígenas, y aquí se toma en cuenta el acceso a la salud, a la educación y a la soberanía alimentaria, y todo esto, cuando llega a su límite se manifiesta en la violencia directa.
“Regresen a sus comunidades”
El 24 de junio, a través de una cadena nacional, el presidente Guillermo Lasso facultó a la Policía Nacional y a los militares los recursos para aplicar el uso progresivo de la fuerza. “A nuestros hermanos indígenas, que han sido traídos a Quito con engaños, les pedimos, por su seguridad, y la de su familia, regresar a su comunidades. No podemos permitir que se enfrente pueblo contra pueblo”. En su mensaje a la Nación, Lasso aseguró que Leonidas Iza perdió el control “de las manifestaciones y de la criminalidad que sus acciones irresponsables han generado”. Lasso, también, en su mensaje nacional, sostuvo que las intenciones son las de generar un golpe de Estado para derrocar a su gobierno.
La autenticidad del paro de junio…
Durante estos días se ha llegado a preguntar si la marchas son auténticas, también si los puntos que exige la Conaie se sujetan a la realidad del país. La posibilidad y las acciones que se han tomado, también, desde la bancada de Unes, es decir el espacio correísta en la Asamblea Nacional, obligan a pensar ¿quién podría estar detrás de esto? Muchos pueden inferir que Rafael Correa, en un intento desestabilizador de la institucionalidad del Estado; otros apoyarían a la causa ya que Guillermo Lasso Mendoza podría no haber cumplido las expectativas ciudadanas. Sería importante dilucidar quién se encuentra detrás de todo esto, sin desmerecer a los indígenas como sujetos políticos autoconvocados…