La provincia de Chimborazo, se ve especialmente afectada por la migración, ya que muchos hombres en edad de trabajar buscan oportunidades fuera, lo que afecta negativamente la productividad local.
Desde el inicio de la pandemia, la emigración de casi 3 millones de personas de Ecuador se ha convertido en una realidad impactante. Este éxodo no se limita a salidas legales con visas, sino que abarca incluso movimientos ilegales. Esto evidencia la desesperación de las personas por escapar de la pobreza y encontrar mejores oportunidades, incluso a riesgo de poner en peligro sus vidas y la seguridad de sus familias.
Esta situación se considera ‘válida’ en la medida en que se convierte en una vía para evitar la persistencia en la pobreza, especialmente en tiempos de una dura crisis económica.
La provincia de Chimborazo, una de las más pobres del país, se ve especialmente afectada por esta migración, ya que muchos hombres en edad de trabajar buscan oportunidades fuera, lo que afecta negativamente la productividad local.
Inicialmente, el sueño de migrar se enfoca en destinos como Estados Unidos o España, debido a la facilidad del idioma, pero también se contempla la migración hacia grandes ciudades ecuatorianas como una alternativa viable.
La realidad económica se vuelve evidente en las dificultades que enfrenta la agricultura y ganadería, las dos principales actividades económicas en Riobamba y Chimborazo. Doris Gallegos, docente de Economía en la Unach, destaca que la venta de productos en mercados locales o en las calles de ciudades como Guayaquil se convierte en una opción atractiva para muchos, lo que contribuye a la escasez de mano de obra en el campo.
Además, la guerra en Ucrania ha elevado los costos de insumos agrícolas esenciales como urea, fertilizantes, herbicidas y plaguicidas, así como las semillas, lo que agrava la situación.
Ante este panorama, la docente enfatiza la urgencia de la intervención estatal para abordar estos desafíos económicos. Es esencial reconocer la riqueza rural de la región y tomar medidas concretas para revitalizar la agricultura y la ganadería, garantizando así oportunidades de empleo y sostenibilidad económica en Riobamba y Chimborazo.
La migración, aunque pueda brindar soluciones temporales, no debe ser la única salida, y la atención gubernamental se presenta como clave para enfrentar estos problemas de raíz.