Mercado La Esperanza solicitó la salida de los comerciantes informales. Alcalde John Vinueza propuso un nuevo mercado como el madrugón
Mediante una sociabilización entre el alcalde de Riobamba y varios comerciantes de mercados de la localidad el lunes 09 de septiembre.
Se llegó a la conclusión que la venta de productos por parte de comerciantes informales en los exteriores de varios mercados en Riobamba perjudica el comercio, por lo que piden reubicación.
Los vendedores formales, que operan dentro de los mercados y cumplen con el pago de un canon de arrendamiento mensual, ven amenazada su estabilidad.
Sin embargo, se presume que los informales atraen a una clientela que podría beneficiar a los negocios establecidos.
Vallas en el mercado la Esperanza para separar a los informales
Uno de los puntos críticos se encuentra en el mercado La Esperanza, donde a pesar de la colocación de vallas por orden del Alcalde de Riobamba para restringir la venta informal.
Estas barreras han dificultado la circulación peatonal, creando un ambiente de congestión que afecta tanto a compradores como a vendedores.
La intención del burgomaestre es clara: reubicar a los comerciantes informales en un espacio similar al conocido “El Madrugón”, donde los vendedores cumplen con las normativas municipales y se consideran formales.
Sin embargo, esta problemática no es nueva. Desde hace años, los comerciantes formales han denunciado la competencia desleal que representan los informales, quienes al no pagar impuestos ni cánones, pueden ofrecer precios más bajos.
Por otro lado, los comerciantes informales argumentan que su actividad es una fuente vital de ingresos para subsistir en un contexto económico desafiante.
La situación actual refleja la necesidad de encontrar un equilibrio que permita a ambos grupos coexistir y prosperar.
La falta de una solución eficiente ha perpetuado un ciclo de tensión entre los comerciantes formales e informales, sin que hasta ahora se haya logrado una respuesta efectiva que garantice un espacio comercial justo y ordenado para todos.
Este dilema plantea interrogantes sobre la regulación del comercio en la ciudad y la necesidad de políticas que reconozcan la realidad económica de los vendedores informales, al tiempo que protejan los derechos de aquellos que operan dentro del marco legal.