Ángel Humberto Vargas Bonifaz, que nació el 14 de marzo de 1948, tiene 73 años, es padre de cinco hijos y abuelo de once nietos, cuenta que conoció el oficio de sastre en 1970, en la ciudad de Guayaquil, pero vino a laborar en Riobamba. Recuerda que siempre ha estado por el sector de la calle Primera Constituyente y Alvarado. Medio siglo en la confección.
Labor. Lleva 50 años como sastre y menciona que antes era bueno el trabajo, que hasta podía ahorrar, y que gracias a ello educó a todos sus hijos, pero ninguno heredó la vocación, agregando que antes la tarea era muy exigente, y para hacer un buen trabajo primero se fue a practicar con el maestro Espinoza del “Corte Americano”.
Virtud. Don Ángel dijo que para mantener a los clientes un artesano tiene que ser responsable en su trabajo y también ser entusiasta, muy alegre con quienes le visitan, para levantar el ánimo y eliminar el estrés que tanto daño hace a las personas.
Actividad. Antes el trabajo era manual y había las máquinas de coser a pedal, así como la plancha a carbón, pero, con el tiempo todo se ha ido modernizando, ahora las máquinas son industriales y a electricidad. Asimismo, dijo que las planchas son a vapor y, muy orgulloso, agregó que, a pesar de todo, siempre hay clientes que le buscan en su local de confecciones “Vargas”, situado entre la calle Primera Constituyente y Almagro, .
Maquinaria. En la actualidad hay máquinas Overlock, las que hacen todo rápido, precisando que antes el encandilado se hacía a mano, el 60% del pantalón se confeccionaba a mano, e igual la elaboración de las levas, todo era a mano y demandaba de una estricta aplicación.
Costos. Antes un terno estaba valorado en 40 mil sucres, ahora solo cuesta de 75 a 100 dólares, dependiendo del material.
Mensaje. Don Ángel espera que se acabe la pandemia para que regrese la normalidad en todos los sectores y se pueda reactivar la economía de todas las familias, pues, al momento, todo se ejecuta de manera parcial.