Antes de entrar al escenario para su primer intento en arranque, este 2 de agosto de 2021,Tamara Salazar recibió una videollamada de su madre. Fue el aliento que necesitaba la pesista ecuatoriana, que minutos después consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Medalla de plata en Tokio.
Esa conversación la llenó de emoción y la hizo olvidar de las molestias físicas. Según contó, al finalizar el evento, al momento tiene una lesión en una de sus rodillas, además de dolencias en su espalda y hombros.
“Vengo con una lesión en mi rodilla, dolor en la espalda y hombro. Eso no me importaba, a veces (durante la preparación) lloraba pero la perseverancia me ayudó a cumplir este sueño”, dijo una emocionada Salazar.
Cuenta que todavía no asimila haber conseguido la presea, en la categoría de los 87 kilogramos. La deportista de Carchi agradeció a su madre y a los dirigentes deportivos, que la ayudaron a cumplir esta hazaña en su carrera.
“Pude mejorar mi marca personal, fue una competencia perfecta en los seis movimientos. Estoy agradecida con la gente y los dirigentes que nos acompañaron para estar aquí. Pese a las adversidades pude lograrlo, aún no me lo creo”, dijo.
Aprovechó para saludar a los miembros de su comunidad, Pusir Grande, en el Valle del Chota. Cuenta que se reunieron en la casa de su madre para ver el evento, en una pantalla. “Sentí su apoyo”, acotó.
Como homenaje a su comunidad afroecuatoriana, ella y Neisi Dajomes -que ganó la presea de oro en los 76 kg- lucieron pañoletas coloridas, durante su participación olímpica. Para Salazar, esta prenda ya es una cábala.
“Significa mucho porque identifica nuestra tradición afroecuatoriana y porque también se nos ve bien. Tiene su magia, me va bien cada vez que lo uso”, dijo entre risas, la histórica pesista de 24 años.