Luis Alonso Pilco, de 70 años y oriundo de Alausí, es un sastre querido en la Plaza Roja por su amabilidad y carisma.
Con más de 53 años de dedicación en su oficio, Luis Alonso Pilco, un riobambeño oriundo de Alausí, se ha convertido en una figura querida y respetada en la Plaza Roja por su amabilidad en la costura y su carisma innato.
A sus 70 años, Luis sigue trabajando incansablemente en su pequeño negocio de la costura, que ha sido su hogar profesional durante décadas.
Aunque sus tres hijas han seguido caminos profesionales en Quito, él ha continuado el legado de la costura que comenzó hace casi medio siglo.
Saste aprendió el oficio a sus 17 años
Entre risas, Luis recuerda la anécdota de cuando le preguntaron si en sus servicios había atendido a alguna persona famosa o reconocida, a lo que él respondió que una vez atendió a Velasco Ibarra, refiriéndose al expresidente del Ecuador, pero en realidad se trataba de un señor que le decían de esa manera.
Esta pequeña confusión es solo una muestra del humor y la calidez que Luis comparte con sus clientes día a día.
A pesar de que su negocio de costura no fue heredado, Luis aprendió el oficio a los 17 años y desde entonces ha sido su pasión.
Motivado por una tía y un sastre, ha perfeccionado su arte a lo largo de los años, convirtiéndose en un experto en el arreglo de todo tipo de prendas.
Además de su trabajo como costurero, Luis ha tenido una vida laboral diversa, desempeñándose como chofer y trabajando durante 25 años en compañías petroleras antes de jubilarse.
Sin embargo, su verdadera felicidad reside en un modesto taller de costura, donde se deleita en interactuar con los clientes, compartir historias y brindar un servicio impecable.
Para Luis, la clave del éxito en los negocios radica en saber atender a la gente, una filosofía que ha seguido fielmente a lo largo de los años y que le ha permitido prosperar, especialmente durante las festividades como Navidad, Carnaval y las Fiestas de Riobamba.
Sin embargo, Luis nunca olvida sus raíces en Alausí, y regularmente visita su pueblo natal en su carrito, donde aún tiene familiares que lo esperan con los brazos abiertos.
La historia de Luis Alonso Pilco es un testimonio de perseverancia, dedicación y amor por su oficio, que ha dejado una huella imborrable en la comunidad riobambeña.