La educación virtual no supera a la educación presencial, dijo Rodrigo Abarca, quien considera que la vacunación está ayudando a reactivar la economía de nuestro país y también la actividad educativa, esto tras el anuncio del inicio de las clases presenciales de manera voluntaria y paulatina. Lo virtual no es más que lo presencial.
¿Qué expectativas nos trae el nuevo año académico 2021-2022?
Una de las acciones buenas del Gobierno ha sido la vacunación a los docentes y a los padres de familia, y eso nos genera un poco de tranquilidad, pero no por eso vamos a dejar de cuidarnos. Lo bueno es que entre las 9 millones de personas vacunadas, la meta del Gobierno, constan los estudiantes.
¿Será que la vacunación genera un tanto de tranquilidad a la gente?
Justamente empieza la reactivación económica a raíz de la vacunación y también empieza a dinamizarse la actividad en los establecimientos educativos. Estamos muy contentos porque no es lo mismo la educación híbrida o virtual que la presencia. Estamos muy contentos porque se cumple con la menta de vacunados en el país.
¿Qué experiencias nos trae la educación virtual?
En todo siempre hay algo bueno y algo malo. Hay que destacar la situación que no estaba previsto afrontar una pandemia en Ecuador, y las instituciones educativas tuvieron que actualizar e implementar la educación virtual por un año y medio; sin embargo, hemos tenido que adaptarnos, y esto creó mejores oportunidades para que la gente, inclusive la gente del campo, pueda entrar de manera directa a la educación virtual, y esto es algo positivo, pero no puede reemplazarse a la educación presencial, porque la presencia del maestro, de manera directa con el alumno en el aula, es algo muy significativo.
¿Qué resultados puede generar el regreso a clases presenciales de manera paulatina?
Se debe tomar en cuenta que este momento es factible, siempre y cuando las instituciones, generalmente, las particulares, tengan un menor número de alumnos; si un plantel tiene un número de 15 estudiantes tal vez 20, se puede mantener los dos metros de distancia y cumplir con las medidas de bioseguridad, en cambio no podemos hacer con instituciones tradicionales donde hay 35 o 40 estudiantes en cada paralelo, primero que las aulas no están diseñadas para este número de estudiantes, porque jamás pensamos en la pandemia; por lo tanto, sería un riesgo; segundo, las instituciones que van a tomar la decisión de iniciar clases presenciales de manera voluntaria y paulatina, todos deben estar vacunados con la segunda dosis, es decir, docentes, personal administrativo, directivos y los padres de familia; en cambio los estudiantes deben llevar la prueba que le salga negativa, y con eso se aseguran todos de que no podría haber problemas de contagio en el plantel.
Lo que significa que habría que esperar otro tiempo más…
Así es. Hemos escuchado en las noticias que hasta el mes de diciembre ya estará vacunado un 90 por ciento de los ecuatorianos y, de esa manera, se garantiza que no habrá contagios, pero eso no significa que no vamos a dejar de lado las normas de bioseguridad como llevar la mascarilla, lavarse las manos y utilizar el alcohol en todo momento.
¿Qué dicen los niños y jóvenes frente a esta dura realidad en la que nos encontramos?
Hay dos partes: la una, recordemos que el ser humano está siempre acomodando a las circunstancias, porque somos seres de adaptación, sin embargo, este momento están en el proceso virtual, no tienen que moverse a ningún lado para irse a clases, simplemente toman el computador y están en clases, y este cambio sí generará una incomodidad y habrá que esperar de uno a dos meses para que vuelvan a adaptarse nuevamente, a algunos estudiantes les va a costar mucho el salir nuevamente de su casa para ir a las aulas, es decir se tendrá que pasar por un proceso de adaptación. En la actualidad, hay unos que dicen “yo estoy en mi casa y no puedo ir a las aulas por temor al contagio”, en cambio hay otros que están felices por volver a las aulas porque se van a reencontrar con los amigos; entonces, en el retorno paulatino existirán estos dos efectos, en el sentido de que unos dice sí y otros lo dirán que no, pero el proceso de adaptación es también para los maestros y los padres de familia.A