Las lluvias que se propagan actualmente representarían un nuevo riesgo debido a la fragilidad del suelo después de los incendios forestales.
Las lluvias regresaron a Quito luego de 48 días de ausencia. Lo hicieron en un momento crítico, pues desde el 24 de septiembre, la capital registró decenas de incendios forestales, siendo el de mayor magnitud el del cerro Auqui.
Las llamas se liquidaron en su totalidad el viernes 27 de sepriembre y coincidió con la llegada de las precipitaciones a gran parte de la capital.
Pero esto sumó otra preocupación a las autoridades, pues la fragilidad del suelo luego de las llamas podría convertirse en una nueva amenaza que serían los deslizamientos de tierra.
Según el alcalde Quito Pabel Muñoz, comentó que no hay forma de evitar aluviones en estas zonas si se presentan lluvias torrenciales.
La única opción es que el ecosistema se recupere naturalmente y eso empezará en aproximadamente dos meses.
Sebastián Pillajo, Jefe de la Unidad de Patrimonio Natural de la Secretaria de Ambiente, explicó que toma cerca de ocho semanas que el suelo se enfríe totalmente.
Luego viene la etapa de hidratación de la tierra con el agua de lluvia, que permitirá que los microorganismos se activen y que el suelo vuelva a ser fértil, evitando la presencia humana y animal.