“Martha” (nom-bre protegido) nos cuenta que, desde muy pequeña, sufrió múltiples burlas por su aspecto físico y que debido a ello siempre soñó con realizarse una cirugía para cambiarlo. ¿Las cirugías estéticas son un derecho a la felicidad?.
“El Bullying empezó en la escuela, me decían de todo menos por mi nombre: ‘pico de loro’, ‘gancho’, ‘fea’, ‘narizona’… incluso los profesores, al parecer, les gustaba molestar, y no entendía en ese entonces el porqué algo tan pequeño podía afectarme… Tenía una pequeña curvatura en mi nariz y, a medida que iba creciendo, eso me dolía mucho más: verme en el espejo y no sentirme bien; ya en el colegio las bromas intensificaron, fui tachada y excluida, pocos amigos que conservo hasta ahora creo que me salvaron de tomar una mala decisión…”.
Cambio. A las mujeres todavía se las juzga por su aspecto físico, por ello existe una presión constante para cambiar su aspecto, para verse más jóvenes, más guapas, con más curvas o cambiando su rostro para parecerse a alguien que brilla en las redes sociales o en los medios. “Yo me hice una cirugía para cambiar la forma de mi nariz porque ya no soportaba las burlas, y ahora me siento más segura”, recalcó Martha.
Estudios. Según el “Análisis bioético de la vulnerabilidad humana frente a la cirugía estética”, de Mariablanca Ramos-Rocha, la preocupación excesiva de quien se somete a una cirugía estética surge al no adecuarse a los patrones sociales y culturales de belleza, de acuerdo con lo que dicta la moda. “La molestia, pequeña a los ojos de los demás, induce gran sufrimiento psicológico, desde “el padecer” en lo más íntimo de la vida del hombre genera dolor, vergüenza, rechazo, desequilibrio emocional y mental, que perjudican su felicidad, el nivel de satisfacción personal y productividad”, dijo.