Con el anuncio de que el estado de excepción ante la emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia del nuevo coronavirus (Covid-19) no será renovado por parte del Gobierno Nacional, la responsabilidad del cuidado pasa a ser de estricta índole y fuero personal, es decir, de cada ciudadano y, lógicamente, de los adultos hacia sus vástagos o personas mayores, lo que -esperemos la Divina Providencia no lo quiera así- necesariamente no hace abrigar los mejores augurios, toda vez que la irresponsabilidad ha sido fiel compañera nuestra en los últimos meses, lo que ha causado contagios innecesarios, decesos evitables y sanciones pecuniarias que denotan que aún no estamos preparados -en muchos de los casos- para asumir y afrontar, con mesura y buen juicio, situaciones de crisis. Ahora sí… ¡la responsabilidad es personal!
Y es que pese a las diversas prohibiciones planteadas, el quebrantamiento de las mismas fueron la tónica, y lo peor en situaciones intrascendentes, como ser parte de una noche de bohemia entre “panas”, una fiesta clandestina juvenil o por jugar un partidito de ecuavóley o fulbito, aduciendo estrés ante la situación imperante. Ahora sí se pondrá más complicada la cosa, siendo recomendable que mientras pueda evitar salir lo haga, y si es estrictamente necesario limítese a ejecutar la actividad y retorne a su hogar, pero, claro está, adoptando las estrictas medidas de bioseguridad recomendadas por los organismos internacionales expertos en el tema. Nunca olvide que su bienestar y el de los suyos es lo primero, segundo y tercero, y que por un momento de irreflexión no se puede atentar contra lo más amado, así como la sociedad entera. Por favor, ¡seamos responsables!