La dura de los escapes es Celia María Auquilla, quien siempre trabaja con el corazón y la mente bien puestas y con amor a los clientes
La dura de los escapes es Celia María Auquilla.
En plena Circunvalación, frente al ingreso principal a la Quinta Macají, una mujer hacer ver al trabajo pesado como algo sencillo… ella es Celia María…
Celia María Auquilla, de 61 años de edad, construye silenciadores para toda clase de vehículos, entregando al por mayor y menor.
Soy de la provincia de Bolívar, y a los 16 años migré para Riobamba, porque mis padres son de aquí.
Como toda niñez, en todo hogar hay problemas, somos 9 hermanos, y como mis papis eran de bajos recursos económicos nosotros también sufríamos, y por eso migré con otro hermano.
Unos hermanos viven en Quito, 2 en Riobamba y los demás en Chimbo.
Aprendí la sastrería, aprendí a coser, trabajé hasta los 20 años en un taller de sastrería.
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La dura de los escapes es Celia María Auquilla
Hasta que conocí a mi esposo, que tenía una mecánica.
Era viudo, nos enamoramos y casamos, yo tenía 20 años y el 46. Tuvimos solo un hijo, pero yo acogí a los 9 hijos de mi esposo, les educamos y les hicimos profesionales. En total 10.
Mi esposo era mecánico, graduado en el Carlos Cisneros, y era profesor del Secap, y cuando lo dejó seguimos de artesanos en la mecánica.
Cuando falleció mi esposo me quedé con la mecánica.
Fui esposa, madre, lavandera, cocinera y la oficial de la mecánica del maestro.
Después de un tiempo que se dejó de comercializar la gasolina Súper como que era para hacer cocina y hornos antes, y nos dedicamos a hacer silenciadores para vehículos, hasta hoy.
Y esto para toda clase de vehículos.
Ya estoy en esto unos 38 años.
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Todo es difícil al principio…
¿Es difícil? Cuando uno se aprende ya no es tan difícil, como toda cosa hasta aprender, como en el hogar, todo es cosa difícil, pero cuando uno coge el ritmo ya cambia todo.
¿Cómo se hace un silenciador? Esa es cosa secreta. Sonríe.
¿Clientela? “Le doy mil gracias a Dios que tengo clientela de toda parte, nos viene, nos busca, nos manda o nos recomienda. Le doy mil gracias a Dios”.
¿A algún cliente se le ha hecho raro al ver a una mujer en esto? Sí, sí, sí. A veces el machismo dice: ¿cómo una señora va a estar trabajando?, ¡esto es para hombres!
Pero yo les digo que no es así, esto es un don que Dios nos ha dado, ha regalado, no solo los hombres tienen sabiduría o fuerza.
Las mujeres también le metemos ñeque y fuerza, y las experiencias que nos han pasado suman. Ahí se aprende.
Cuando trabaja en los escapes un señor dijo que estaba chorreando gasolina y tenía mucho miedo el hombre, y con la llama que se hace se prende el carro y salió corriendo…
…y hasta ahora ha de estar corriendo (suelta una sonora carcajada)…
…pero volvió más luego y dice: ¿qué pasó?, y le dije ¡nada!, ¿qué va a pasar?, mejor aprenda a tener el corazón bien puesto, y si se prende el carro nosotros sabemos cómo le apagamos.
¿Una frase? Con el corazón bien puesto, con la mente bien puesta y con amor atendemos a los clientes.
La dura de los escapes es Celia María Auquilla.
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