Entre las distintas perspectivas sobre el cómo se vive la inseguridad en el país también es importante conocer sobre la imagen internacional que se genera por las circunstancias que se viven en Ecuador. El psicólogo Alex Urquizo señala cuál es la impresión que queda tras la violencia e inseguridad que se desarrolla a manera local. El especialista, que vive en España, señaló que se debe zurcir -nuevamente- al tejido social y buscar estrategias para empoderar a la ciudadanía de Riobamba… y en general. La delincuencia y su análisis interno.
¿Qué imagen se gesta en el exterior sobre la inseguridad en el Ecuador?
De lo que un poco se ve, acá, en los medios de comunicación, primero no se habla mucho del tema Latinoamérica, en general. Y sí, los medios españoles lo que principalmente replican es cuando hay precisamente temas de inseguridad. Eso sí sale primerito acá. Lo de la crisis carcelaria sonó bastante en los diarios, sonó bastante en los medios en general, y esto podría ser porque, dada la dimensión de la violencia, de lo horrible, básicamente de estas cuestiones de los cuerpos desmembrados y todas estas cosas que en realidad aterrorizan a la sociedad. Entonces, un poco por ahí el tema de las cárceles sonó bastante. Luego, la cuestión de las manifestaciones también se replicó. Se veía claramente, y yo un poco me di cuenta más del sesgo político que tenían los medios de comunicación, tanto de derecha como de izquierda, siendo la mayoría de la primera inclinación, indudable.
¿En qué condiciones tiene que crecer una persona para desembocar en la delincuencia?
Principalmente desde la psicopatología no hay evidencia, todavía, para decir que hay un origen específico. Por ejemplo, se sigue todavía descartando el tema de que exista un gen específico. No se está seguro si la condición psicopatológica sea hereditaria. No está descartado, pero tampoco está como que afirmado, sino, más bien, es un tema que está en continuo análisis, y se habla principalmente de los factores psicosociales; es decir, se aborda desde lo social para decir que una persona puede estar predispuesta a cometer crímenes, a cometer actos delictivos. Entonces, cuando se hace un estudio de la psicopatología se hace principalmente eso, una observación retrospectiva de -un poco- todo el conjunto de hechos, momentos. También se toma en cuenta un poco el análisis de la estructura familiar, de la percepción familiar, económico, social, en el cual una persona se cría o nace.
Entonces, ¿no se puede llegar a una condición hereditaria del crimen?
No me atrevería a decir -de hecho los ámbitos jurídicos y forenses no se han atrevido todavía, hasta el día de hoy- cuál es específicamente la causa de este mal, pero se analiza mucho el tema de que la niñez y la adolescencia son etapas fundamentales para que se pueda, pues, formar la personalidad del individuo, del sujeto. A su vez, se van dando ciertas muestras, ciertos rasgos a los cuales la familia, la sociedad, tiene que ponerse en protección.
¿Desde niños se podrían encontrar algunas conductas que resultarían perjudiciales en un futuro?
Claro. El tema es que lo social nos tacha como individuos desde el momento en que nacemos, es decir, es súper común que le abrace al perro, que lo hace tan fuerte que le está como ahorcando, o al gato le jala de la cola y el animalito sufre. El niño, en su afán de darle cariño, le arrastra de la cola o le lanza por ahí. El tema, con este ejemplo, es saber qué tipo de educación o de supervisión hay por parte de los adultos para decirle al niño esto es correcto y esto no; entonces, al niño se le explica: “lo que le haces al gatito le hace daño”. Al niño se le hace estas explicaciones sobre lo que es la empatía. Entonces, es súper común que entre niños y niñas que se confunda esto con los pequeños juegos que hay y las relación con los otros. El tema es evidenciar, un poco, qué tanto el niño tiene estas cuestiones construidas sobre la empatía, también con el sentimiento de culpa, sobre entender que al otro le causa daño ciertas acciones que nosotros hagamos.
¿Qué hacer con el impacto que tiene la gente con la realidad de la inseguridad?
Es bastante complejo, porque ahora mismo, como se ven las cosas, está bastante peligroso. La gente está en constante alerta. Tengo pacientes de Ecuador, a los que atiendo online, y hay unos que tienen depresión, agorafobia —es decir miedo a salir al exterior—, diversas cosas por las que no salen a la calle. Ya ahora, igual, hacen teletrabajo, prefieren no salir de sus viviendas. Así, se deberían tejer redes comunitarias e involucrarnos más con nuestros vecinos, con nuestros familiares y hacer más actividades al aire libre, no solos, y ese es el tema: llamar al tejido social.