La investidura de autoridad es un privilegio no concedido a muchos, más bien pocos son los elegidos para tener el honor y la fortuna de guiar los destinos de sus congéneres; pero, penosamente, en los últimos tiempos, las acciones positivas como que van en vías de extinción, mientras las negativas se superponen. La audiencia contra el asambleísta Rafael L.
Antecedentes. Y precisamente la ‘Ciudad de las Primicias’, la que otrora ha llenado de orgullo a sus hijos y al Ecuador entero, hoy sucumbe en la vergüenza por posicionarse, de vez en vez, bajo la sombra de la ignominia, ‘haciéndole la competencia’ a un asambleísta con grillete destituido en un acto de justicia. Así, una denuncia ciudadana por violencia de género saltó a la palestra, una de las tantas execrables acciones que a diario se dan por estos lares; pero, ¡oh sorpresa!, jamás imaginable iba a ‘salpicar’ a alguien que, supuestamente, debe velar porque el bien hacer y el bien obrar se cumplan ‘a raja tabla’, quien, presuntamente, vanagloriándose de sus ‘dotes pugilísticos’, con “golpes de puño” le hizo saber a su hoy exconviviente que él es el ‘rey del hogar’, algo que sería recurrente en su morada, de lo que ni se salvaría una menor de edad y, como es lógico, afrontan afectaciones físicas y psicológicas.
Caso. Ante los hechos expuestos, la Fiscalía General del Estado -por el fuero de corte que tiene- abrió de oficio una investigación a Rafael Lucero por presuntamente agredir a María Eugenia, su expareja, quien dice que antes no denunció por temor, pero que ha decidido no callar más y se haga justicia como se debe.