Irresponsabilidad pandemia: A no dudarlo, la naturaleza humana es impredecible, y más aún cuando la sensatez debe primar en pos de objetivos particulares, familiares o generales.
Es verdad, si bien la gran mayoría actúa bajo los parámetros que delinean la cordura y el buen juicio, no es menos real que el mal proceder de ciertos grupos, por más minúsculos que parezcan, pueden tener incidencia en grandes males nacionales, y todo por salirse con la suya, con el “vil caprichito” de irse contra el orden establecido y -¿por qué no decirlo?- por irracionalidad supina.
Amables lectores, la situación que atravesamos no es un juego, no es un simulacro o un invento de los medios -como últimamente se ha puesto de moda decir para desvirtuar la labor-, es una lacerante realidad que nos ha puesto al límite, pero, parece, eso poco importaría a una horda de “supermanes modernos” o “mujeres maravilla” que, según sus actos, se creerían inmunes a todo, incluso a un temido virus que ya ha cobrado más de dos millones de vidas al rededor del “Planeta Azul” y, al paso que va, la cifra irá en franco ascenso.
Lo acontecido en el pasado feriado de Carnaval “no tiene perdón de Dios ni del diablo”, rayando en lo reprochable. Quiérase o no aceptar, las consecuencias se verán en poco tiempo, pese a que ya están llenas las UCI’s en el país, y eso sin contar el resultado de los comicios del domingo siete.
Amigos todos, todo tiempo malo ha pasado y pasará, pero, para ello hay que poner de nuestra parte y tratar de, si no se es parte de la solución, por lo menos no seamos parte activa del problema, so pena de que el desenlace se torne en trágico y, quizá, se vuelva como boomerang, y nos golpee donde más nos duele…