La identidad riobambeña desde la mirada de un indígena, un pueblo es un proceso que se construye desde diferentes perspectivas, siendo la mirada indígena muy necesaria para ver qué es la ‘Ciudad Bonita’.
Situación. Delfín Tenezaca, oriundo de Guamote, vive por 25 años en la comunidad Shuyo, en la parroquia Yaruquíes, por lo cual se reconoce como indígena riobambeño, y desde su perspectiva plantea que pensar en la identidad de Riobamba debe partir de la idea de la interculturalidad, diversidad, memoria y respeto. Para él los los indígenas son parte fundamental de la construcción de la identidad riobambeña, puesto que es justamente este territorio el espacio del pueblo originario Puruhá.
Además, reconoce que su pueblo ha sido un actor importante en las gestas históricas, como la Independencia, a pesar de que su papel no haya sido protagónico. Asimismo, profundizó en que su pueblo ha sido, históricamente, la mano de obra en la construcción del cantón y quienes, desde las zonas más alejadas, mantienen a la ciudad por su trabajo vinculado con la tierra.
Considerar. Tenezaca plantea que ser riobambeño no implica tener un apellido ‘noble’, sino el ser activo en el progreso del territorio y, en tal sentido, mencionó: “ellos eran terratenientes y nosotros fuimos sus esclavos, sus trabajadores, pero sin nuestra participación Riobamba no sería lo que hoy”. No obstante, añadió que ello se ha transformado y actualmente hay más indígenas ocupando espacios de poder o siendo parte de la toma de decisiones, y ello implica más injerencia ya que, aunque siempre han sido parte, han estado rezagados o marginados de estos espacios importantes que cimentan la identidad riobambeña. “Nosotros somos parte de la construcción social, cultural y política del cantón; nuestras ideas han sido aportes y formas de percibir el desarrollo del cantón”, puntualizó.
Reflexión. Los recuerdos son también forma de amoldar o identificar elementos de la identidad de un pueblo y, en tal sentido, al pedir a Tenezaca que relate una memoria que le recuerde Riobamba manifestó: “La primera vez que vine a la ciudad fue en compañía de mi padre, con el fin de vender alimentos, luego de ello fuimos a saludar a monseñor Leonidas Proaño y fue la primera vez que un mestizo me saludó con la mano desnuda y no envuelta en poncho, y me dijo: “bienvenido, todos somos iguales”, un recuerdo que se quedó en mi cabeza por siempre”.
Es así que este personaje fue una forma simbólica de aniquilar la discriminación que existía entre indígenas y mestizos, y se convierte en elementos destacables de la identidad, porque también relacionó el campo y la urbe y, por lo tanto, gestó nuevas formas de percibir, pensar y tratar a ‘Rio’.