Don Sergio, el hombre que desde los 14 años guía miles de turistas al volcán el Altar nos reveló algunas curiosidades del lugar.
En lo más alto de los Andes ecuatorianos, donde la naturaleza impone sus reglas y el clima cambia en un instante, hay un hombre que ha convertido la montaña en su hogar.
Sergio Antonio Chiriboga, conocido por algunos como «El rey del Altar», ha dedicado su vida entera a guiar a turistas por los senderos del imponente Volcán Altar.
Desde los 14 años ha trabajado incansablemente, primero como arriero y cocinero, y ahora como un experimentado guía que conoce cada rincón de la cumbre.
«He trabajado aquí desde los 14 años«, recuerda Don Sergio. Su viaje comenzó en la Hacienda Releche en el cantón Penipe donde trabajaba para Osvaldo Sureño.
En ese tiempo, el turismo era dominado por extranjeros, principalmente alemanes, españoles y franceses. Sin embargo, con el paso de los años, el panorama cambió.
«Ahora el 90% de los turistas son nacionales y el 10% extranjeros«, afirma, señalando que la pandemia alteró la dinámica del turismo en el país.
La evolución del turismo en El Altar

A lo largo de su trayectoria, Don Sergio ha enfrentado innumerables desafíos. Recuerda cómo, en sus primeros años, «no había carpas», por lo que debía dormir en cuevas o simplemente protegido por plásticos y ponchos de agua.
Su profundo conocimiento del clima le permite anticipar tormentas y proteger a los turistas. «Cuando hay tormentas eléctricas, hay que esconder los bastones y apagar los celulares», advierte.
La montaña también le ha enseñado la importancia del esfuerzo físico y la preparación. «Los turistas de la costa sufren más con la altura», explica, por lo que siempre está atento a su condición física, a veces incluso ayudándolos con caballos.
Para él, contratar un guía comunitario es fundamental para la seguridad y el disfrute de la experiencia. «Somos unos 15 o 20 guías comunitarios que conocemos muy bien los senderos», comenta con orgullo.
Paola, la hija de Don Sergio, seguía sus pasos desde niña y logró convertirse en una guía. Sin embargo, un accidente de tránsito la dejó en silla de ruedas, pero ella no pierde la fe en que se recuperará y volverá a subir la cumbre de El Altar.
¿Por qué el volcán El Altar se llama así?

El Altar, además de ser un desafío para montañistas, está envuelto en historia y leyenda. «Los antiguos lo llamaron Altar porque sus picos forman un altar», cuenta Don Sergio.
Cada cumbre tiene un nombre significativo: el Obispo, la Monja Grande, la Monja Chica y los tres Frailes, entre otros.
Esta belleza natural ha atraído a miles de turistas a lo largo de los años, aunque para Don Sergio es imposible llevar la cuenta. «Sobrepasa los miles», dice con una sonrisa.
A sus 54 años, sigue con la misma pasión de siempre, esperando que sus hijos continúen su legado. «Espero que sí, ojalá quieran», confiesa. Y aunque algunos lo llaman «el rey del Altar«, él prefiere otro título: «El rey no, ese es Diosito«.
Para él, lo importante es seguir guiando a quienes desean descubrir la majestuosidad de la montaña y preservar su belleza para las futuras generaciones. «Si no cuidamos esto, nadie lo hará», sentencia.
Don Sergio no solo ha escalado montañas, también ha conquistado corazones con su historia, su humildad y su entrega. En cada paso que da, en cada turista que guía, deja una huella imborrable en el Altar y en quienes tienen el privilegio de conocerlo.