Exalumnos del Colegio ‘Cisneros’, en el desfile de la Riobambeñidad, quieren alcanzar la perfección y transmitir un mensaje de unidad.
Exalumnos del Colegio ‘Cisneros’ en el desfile de la Riobambeñidad quieren transmitir un mensaje de unidad y alcanzar la perfección rítmica.
Para ellos es un orgullo vestir los colores de su amado plantel, y lo enfatizan en cada frase que pronuncian, a la par que se les ilumina la mirada.“Estamos muy emocionados, ilusionados con que llegue este día, porque queremos fomentar y recatar el respeto, el civismo, valores que se vienen perdiendo”.
Así lo dijo Carlos Tapia, presidente de la Banda de Guerra del Colegio ‘Cisneros’, quien ve en esta la oportunidad de rescatar valores como el civismo y la fraternidad.
“Ponerse el uniforme hace revivir tiempos del colegio, y eso nos trae bonitos recuerdos, siendo increíble que tengamos hasta 3 generaciones en las filas (abuelito, papá, hijo).
Pero Tapia sabe que esta actividad también dinamiza la economía local, algo que lo ve como positivo, ello a más de presentar el respetuoso saludo a la urbe.
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Exalumnos del Colegio ‘Cisneros’ en el desfile quieren perfección
“La expectativa, como siempre, gira en torno a dejar en alto el nombre del Colegio ‘Carlos Cisneros’, como ha sido tradición desde siempre”, dice David Yerovi, brigadier general.
Agrega que, desde que inició la Riobambeñidad, han querido destacarse en cada una de sus presentaciones manteniendo la marcialidad, la elegancia y la perfección en el sonido.
Yerovi enfatiza que aspiran fomentar la unión en la familia cisnerina y demostrar al país y al mundo que podemos unirnos y dar un mensaje de paz, de armonía.
Agregando Tapia que hoy tienen la oportunidad de abrazarse con compañeros de otros colegios, no como antes, y con ello se fomenta la amistad y el respeto.
A su turno, Juan Carlos Ramírez, subrigadier de flautines y secretario de la comisión de la banda, enfatiza que al buen músico el compás le queda, y “¡toda la vida!”.
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Exalumnos comprometidos con su plantel y el desfile
“El ‘Cisneros’ representa sentimiento y tradición, sobre todo identidad, lo que nos distingue”, afirma Ramírez muy convencido de ello.
Agrega que su plantel “es armonía, entre la fuerza estética de la banda y su manera de tocar”.
Y ello lo sustenta subrayando que son los que más se apegan al ritmo militar, la que más se ha mantenido durante los años, y ello es reconocido por mucha gente.
Hace una breve pausa recordando que en el ala de flautines hay personas que han fallecido o están enfermas o mayores, y le invade la nostalgia.
“Es como un cóctel de sentimientos, hay presión, adrenalina, orgullo, a la vez uno se trata de mostrar lo que se quiere a su institución”, se recompone Ramírez.
Al momento agrega que siempre tratan de mostrar lo mejor, pues quieren dar ese tono de perfección, más que de fuerza, “dar un tono casi perfecto, o perfecto, incluso”.
Y eso en sus cambios de marcha, las dialogadas entre todos los instrumentos, entre golpes del tambor, del timbal, el cambio con flautines, la fuerza que tiene la trompeta…
Cisnerinos ven al desfile como un renacer de la urbe
Ramírez cree que a Riobamba le falta unidad para seguir creciendo, pues, últimamente, la hemos visto mal, atrasada, sin un rumbo fijo.
¿Qué proponen? “Transmitir disciplina, constancia, voluntad, y siempre tratando de hacer bien las cosas. Aquí hay gente muy valiosa, y podemos hacer crecer a la ciudad”.
Y agrega Tapia que el trabajo conjunto, el arrimar el hombro puede sacar adelante no solo a este desfile, sino a la ciudad a flote.
“En la mesa técnica de la Riobambeñidad trabajamos representantes de todas las agrupaciones que vamos a participar, donde se ha forjado una bonita amistad”, subraya.
Y lo hace porque le hace ver que superando las diferencias se pueden cristalizar objetivos comunes.
La Banda de Guerra y la Riobambeñidad
“La banda se caracteriza por la elegancia, la perfección, la estética, tiene que salir perfecta, y nosotros, como brigadieres, presionamos, exigimos aquello”, dice Yerovi.
“En los repasos se corrigen todos los errores para que la presentación sea perfecta, como así ha sido desde 2016”, dice lleno de orgullo el brigadier general.
Este año retoman los tradicionales cascos blancos y los banderines nuevos que cada año tienen una temática, señalan como innovación.
“Siempre nuestros cachiporreros han sido emblemáticos de la ciudad”, afirma con autoridad Yerovi, y nombra a Muller Borja, Juan Ruiz, Jeisson Paredes y a Mario Costales.
Los 4 participarán en 2024 y darán un espectáculo único y recordado por muchas generaciones, prometió.
Agregando Tapia que en su fila de gallardetes cuentan con personalidades del acontecer local y nacional, que se distinguen en el ámbito profesional, y son un verdadero lujo.
“Byron Vaca, rector de la Espoch; Nicolay Samaniego, rector de la Unach; Jorge Calderón, dirigente del taxismo, Danilo Yépez, exmilitares, expolicías”, menciona.
Ramírez complementa: “tratamos de ser el espejo de la ciudad, el espejo que refleje todo lo bueno, y si tenemos algo malo, hay que corregirlo”.
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Exalumnos del Colegio ‘Cisneros’: repasos, ritual y sentimiento
Ya trabajan cerca de 2 meses, dentro de la UE, alrededor de 200 personas y, obviamente, se van a seguir sumando compañeros de Europa, Canadá y Estados Unidos.
Repasan los sábados a las 17:00 h y domingos a las 09:00 h “hasta que salga bien”, de aquí se hará un repaso más entre semana solo, y listos, dijo Yerovi.
Exalumnos del Colegio ‘Cisneros’ en el desfile quieren perfección, y trabajan para ello a conciencia.
Hace una pausa y recuerda a Robin Velasteguí, exalcalde de Penipe, que quien inició la Banda de Guerra con nosotros, y recibimos de él el apoyo logístico y todo lo que necesario.
Antes de cada desfile elevan una oración y recuerdan a sus compañeros que se adelantaron para recibir apoyo desde el cielo y todo salga bien.
Cuentan que ya no hacen los tradicionales ‘castigos’, que han pasado a ser una broma de amigos, pero, eso sí, nunca dejan de decir: “A la cachi, a la cacho, a la cachu…”.