El duelo por una pérdida o muerte dolorosa es un proceso complejo con etapas de negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Las etapas del duelo por una muerte o pérdida son importante para afrontar el dolor. Cada una, desde la negación hasta la aceptación, ayuda a sanar y avanzar.
La noticia de la pérdida llega sin avisar, golpea fuerte y deja un vacío difícil de llenar. «No puede ser cierto«, «esto no está pasando».
El mundo se detiene y la mente se niega a aceptar la realidad. Así comienza el duelo, un proceso emocional que, aunque doloroso, es parte inevitable de la vida.
Las etapas del duelo
La psicóloga clínica Valeria Bayas Méndez, magíster en Psicoterapia Infantil y Adolescente, explica que el duelo es la respuesta natural ante una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa o una crisis económica.
Existen diferentes modelos sobre el duelo, pero el más conocido describe cinco etapas:
- Negación: La persona se resiste a creer lo ocurrido, un mecanismo de defensa ante el impacto de la noticia.
- Ira: Se buscan culpables, surgen preguntas sin respuesta y el dolor se expresa con frustración.
- Negociación: Se intenta revertir la pérdida imaginando escenarios donde todo podría haber sido diferente.
- Depresión: La tristeza profunda se instala y la pérdida se siente más real que nunca.
- Aceptación: La persona comprende que la vida sigue, aprende a vivir con la ausencia y encuentra sentido en lo que queda.
¿Cómo afrontar el duelo o dolor?
El tiempo de recuperación varía en cada persona, pero se estima que un duelo sano dura entre seis meses y un año. Para sobrellevar este proceso, Bayas recomienda:
- Hablar sobre la pérdida: Expresar lo que se siente ayuda a procesar el duelo de manera saludable.
- No evitar el tema: Distraer a la persona en duelo puede ser contraproducente.
- Realizar actividades que generen bienestar: Hacer ejercicio, caminar o llevar una buena alimentación ayuda a la estabilidad emocional.
- Buscar un significado: Honrar la memoria del ser querido o darle sentido a la pérdida facilita la recuperación.
El apoyo de familiares y amigos es clave. Escuchar sin juzgar y evitar frases como «ya supéralo» o «todo pasa por algo» ayuda a que el duelo sea más llevadero.
Si el duelo se prolonga y la tristeza no disminuye, es recomendable buscar ayuda profesional para evitar que se convierta en un duelo patológico.
Cada persona vive el duelo de forma distinta según su edad:
- Niños: No comprenden del todo la pérdida y pueden reaccionar con agresividad o aislamiento.
- Adolescentes: Suelen refugiarse en la rebeldía y el aislamiento, aunque necesitan apoyo.
- Adultos: Pueden sentirse culpables por lo que pudieron haber hecho diferente.
- Adultos mayores: Ven la muerte como algo más cercano, lo que puede llevarlos a la depresión.
El duelo es un proceso necesario y natural.
No se trata de olvidar, sino de aprender a vivir con la pérdida y encontrar nuevas razones para seguir adelante.
Quizá nunca superemos por completo la ausencia de un ser amado, pero eso no significa que dejemos de vivir
Psicóloga Valeria Bayas