Cada día muchas mujeres, al igual, que los hombres, deben salir a trabajar para poder llevar el pan a sus casas. La diferencia es que en Chimborazo, por cada dólar que gana una persona del sexo masculino, las féminas reciben 0.80 centavos, aún cuando se trate de la misma actividad. En Chimborazo el hombre gana más.
Realidad. La reflexión la hizo María Fernanda Yaulema, directora ejecutiva de la Fundación “Nosotras con Equidad” quien sostuvo que el primer actor que impide que las mujeres reciban el trato adecuado es el Estado.
Resultados. Y es que Ecuador es un país firmante de la convención internacional para la promoción y protección de los derechos de la mujer, de la convención para la eliminación de la discriminación contra la mujer, desde octubre de 1981, y la convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, pero la impresión de Yaulema es que los resultados no son los más alentadores.
Violencia. La Constitución ecuatoriana en el artículo 66 establece el derecho a la integridad física, psíquica, moral y sexual y a disfrutar de una vida libre de violencia en el ámbito público y privado.
Yaulema explicó que en el día a día o lo que está en el papel no se practica, comentó que hay fallas al momento de hacer cumplir la ley.
Privado. Reveló que en la provincia el 15% de las mujeres están comprometidas, 35% son solteras y el resto están separadas. Y agrega que su agresor en el espacio privado es su pareja o expareja, pero no existen medidas de prevención para frenar la violencia.
Prevención. “El Estado debe proteger a la mujer y protegerla no es esperar a que la golpeen o que ocurra cualquier tipo de agresión. El Estado debe prevenir las situaciones de violencia, de lo contrario se vulneran sus derechos. No queremos flores, queremos igualdad”.
Público. Lamenta que en el espacio público, donde cualquier acto de violencia se hace evidente, tampoco hay medidas de prevención ni sancionatorias, “Aquí vemos como en la Asamblea Nacional, se agrede vervalmente a una asambleísta y no pasa nada; se trata de un espacio público y de una violencia política”.
Rural. Resaltó el caso de las mujeres que viven en las afueras de la ciudades es peor, porque no tienen el mismo acceso a los organismo, que las que viven en los conos urbanos. Más del 53% de la población son mujeres y al menos un 5% vive en zonas rurales. A