La gente honesta siempre confía en su trabajo y no en la suerte, porque está segura de que la riqueza es la consecuencia de un gran esfuerzo y de un trabajo honesto, por ello es importante el valor de la honestidad.
A la hora de nacer todos somos iguales, llegamos a este mundo sin conocimientos y sin ropa; pero con el tiempo cada quien escoge su forma de vida y hasta su profesión, la misma que constituye el traje principal que uno lleva puesto a todo lado.
Debajo de la ropa está la piel de un ser humano que siente el calor o el frío, está el alma y el corazón que se alegra con las cosas justas y se entristece con las injusticias.
Generalmente no hay centros de formación que le concedan un título de honesto, esa dignidad se alcanza gracias a la formación que brindan los padres en el hogar, a las experiencias que comparten los hermanos que están encaminados por la misma vía y a los maestros que actúan con responsabilidad en la formación de los nuevos profesionales.
El pilar fundamental para cimentar la honestidad dentro de la sociedad es el hogar, la familia y los buenos amigos. Ahora que la provincia espera la posesión de las nuevas autoridades, aspira contar con líderes honestos que luchen en defensa de quienes les dieron el voto en las urnas para que llegue al poder.