El docente debe tener aptitudes y actitudes que resaltan de una u otra manera, y aquello deja aprendizajes y sentimientos en la vida de los demás.
El Carisma, la sencillez, amabilidad y el compromiso por su trabajo es lo que caracteriza a Rocío Pérez, docente de segundo año básico de la Escuela Particular Jesús Infante.
Por casi doce años ha estado involucrada en el ámbito de la educación. Durante ese lapso de tiempo fue testigo de la evolución de sus alumnos en el aprendizaje “Es una gran satisfacción ser mediador entre el conocimiento y el niño”. Pues menciona que verlos aprender cosas nuevas la llena de alegría y satisfacción como maestra.
En la escuela Ambrosio Dávalos, ubicada en la parroquia Flores, fue el lugar donde realizó su año rural “Esa fue una experiencia bonita, ahí es donde creció mi amor por la docencia, la que desde niña quise seguir y que hasta el día de hoy me trae lindos recuerdos” dice la docente.
Estudiantes con deficiencia de aprendizaje
Durante su carrera fue tutora de estudiantes con deficiencia de aprendizaje. Su primer alumno, padecía de síndrome de down, lo que al inició fue un reto para ella. Así mismo, tuvo un estudiante con síndrome de asperger.“En mi preparación educativa me dieron las pautas para saber cómo intervenir, pero de la teoría a la práctica hay un gran salto”. Sin embargo, su amor por la docencia como ella lo señala hizo que busque la manera de llegar a sus estudiantes.
Menciona que desea ejercer la docencia hasta jubilarse, pues desea que los niños no solo se les inculque con conocimiento, sino también que sean personas solidarias, honestas y responsables.
Opinión. Así mismo, señala que es gratificante que la conozcan por su trabajo y trayectoria, que la recuerden, no solo por el conocimiento que imparten en las aulas, sino también por el corazón que le pone a la docencia.