Giuseppe Cabrera
Editorialista
Tema: El nuevo autoritarismo
El estado de derecho en el país pasa su peor momento desde 2015.
Las autoridades del poder público, nuevamente, se sienten con la atribución de actuar con revanchismos y por fuera del mandato legal y de las órdenes judiciales.
En Riobamba, por ejemplo, se ha saturado el sistema de justicia con más de 200 acciones de protección de funcionarios desvinculados por el alcalde Vinueza, cuyo único «pecado» fue haber sido ingresados en la época del anterior alcalde, Cadena.
En Ambato, por otro lado, la municipalidad decidió incumplir una orden dentro de una garantía jurisdiccional que ordenaba la restitución al cargo de una funcionaria, quien, pocas semanas después, terminó falleciendo sin justicia por una enfermedad catastrófica que padecía.
Todo esto ocurre mientras el presidente Noboa hace campaña sin licencia, aprueba leyes sin el Legislativo y encarga la vicepresidencia sin que exista ausencia del cargo.
Estas decisiones parecen ser tomadas a su antojo, sin contar con el consejo de participación ciudadana, la Asamblea Nacional o el Consejo de la Judicatura. Hoy, la norma es violar la ley y la excepción es cumplirla.
¿Qué sucede en el país que se ha normalizado la vulneración al estado de derecho y la seguridad jurídica? ¿Siempre fue así?
Habrá quienes inmediatamente reclamen que hable de las veces que Correa lo hizo, a pesar de que el hombre no ejerce ningún cargo público, no vive en el país y se fue hace ya ocho años. Pero sí, para ustedes, también lo hizo.
Aunque no creo que sea un fenómeno nuevo, pienso que el vacío de poder que dejó Correa abrió la disputa por más controles de contrapesos, debido a la desconfianza mutua.
Por ello, Moreno y Lasso lo tuvieron más complicado.
Sin embargo, con Noboa eso se acabó y estamos al borde de un nuevo capítulo en el libro de los autoritarismos ecuatorianos, en el que Noboa marcará su propio estilo, siempre guiado por su interés político y personal.
Nos queda a la sociedad civil organizada hacerle frente. Quitémonos los sesgos, los antis y los pros, y actuemos con la sensatez y la altura que nos exige el momento. No escojamos al autoritario de nuestra preferencia; hagámosle frente a todos.
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